Una familia modelo. La Flaca 20-2-1870

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca nº 35 En septiembre de 1868, la conocida como Revolución de la Gloriosa, que no era otra cosa que un pronunciamiento más de demócratas y progresistas, expulsó a Isabel II del trono y a toda su dinastía, la de los Borbones.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35
Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35

En septiembre de 1868, la conocida como Revolución de la Gloriosa, que no era otra cosa que un pronunciamiento más de demócratas y progresistas, expulsó a Isabel II del trono y a toda su dinastía, la de los Borbones. El nuevo régimen que se instauró, ahora democrático, seguía siendo monárquico de acuerdo a la Constitución de 1869. Había que buscar un nuevo rey y, por paradójico que pudiera parecer, algunos candidatos que se tenían en mente o que se postulaban a portar la corona eran Borbones, pese a que, entre los requisitos fijados para ocupar tan alta dignidad, se encontraba el de no pertenecer a esta casa.

La escena central evidencia la lucha entre los miembros de esta dinastía en aquel decisivo momento. Isabel II, que aparece en el centro con vestido de rayas azules, no había abdicado y aspiraba a volver a sentarse en el trono español. Aquello no iba a suceder; desde 1869, el general Prim, presidente del Gobierno, estaba buscando un pretendiente al trono. Uno de los candidatos, sostenido sobre todo por la Unión Liberal, era el cuñado de la reina, el duque de Montpensier, Antonio de Orleans, pues estaba casado con la hermana de Isabel, la infanta Maria Luisa, que es representada al lado de su esposo vistiendo de verde. Isabel y el duque se encuentra en la caricatura uno enfrente del otro sosteniéndose las miradas. El Orleans, y así se sabía, era uno de los principales financiadores de la Revolución y esperaba obtener beneficio de tal inversión.

Al duque le estira de la cabellera Francisco de Asís, marido y primo de Isabel. El tirón de pelos es por estar implicado en el exilio del matrimonio, pero casi como si fuera un presagio podría estar recriminando al duque la muerte de su hermano, Enrique de Borbón, a la sazón duque de Sevilla, que aparece de espaldas y solo reconocible por el papel que porta con su nombre. Se trata de uno de los muchos artículos que escribió contra su primo, el ya mencionado duque, aunque había sido igual de crítico con la antigua reina, también prima y cuñada, hasta el punto que había sido exiliado y desposeído de todos sus títulos. Con el exilio de Isabel, Enrique se había sumado a la carrera por el trono, una candidatura defendida por algunos progresistas. En cualquier caso, el Montpensier, ante tan virulentas críticas hacia su persona, retó a Enrique a duelo con pistolas en marzo de 1870, un mes después de que se publicara esta viñeta. El disparo del duque acabó con la vida del Borbón y, de paso, con todas las posibilidades del Orleans para ocupar el sillón regio.

Con uniforme militar y la característica chapela, aparece Carlos de Borbón, para sus partidarios Carlos VII, descendiente del primer pretendiente carlista, Carlos María Isidro. Incluso la hija de Carlos, la entonces recién nacida Blanca de Borbón, es representada luchando con el hijo de Isabel II, Alfonso (futuro Alfonso XII) que por aquel entonces ya era entre algunos políticos, liderados por Antonio Cánovas del Castillo, un formidable candidato al trono. No era el único descendiente de la reina, también la infanta Isabel, popularmente conocida como la Chata, es dibujada con vestido azul junto a su madre. Desde el punto de la legalidad borbónica, era la segunda en la sucesión al trono después de su hermano, Alfonso.

Las luchas en el seno familiar por el trono no eran nuevas. En efecto, la imagen no acaba con la escena principal, sino que en los retratos de la pared se plasman otros conflictos familiares. En el primero por la izquierda encontramos dos personajes peleándose: Carlos IV y Fernando VII, padre e hijo respectivamente, así como abuelo y padre de Isabel II. Carlos IV dejó a su favorito, Manuel de Godoy, que manejara los hilos del poder entre 1792 y 1808. En torno a su hijo se agrupó un amplio grupo de nobles que tenía la intención de que Fernando, en aquel entonces príncipe de Asturias, llegara al trono antes de tiempo para acabar con el valido y reorientar la política exterior, hasta ese momento enlazada a Francia. En marzo de 1808, el Motín de Aranjuez obligó a Carlos a abdicar en su hijo. Ambos continuaron sus disputas en Bayona un mes después, en donde abdicaron la corona ante Napoleón.

En el cuadro de la derecha, de nuevo aparece Fernando VII, ahora en disputa con su hermano menor, Carlos María Isidro. Las reformas emprendidas por Fernando en la última parte de su reinado, la Década Ominosa (1823-1833), provocaron que los absolutistas más acérrimos formaran un grupo en torno al hermano del rey, dando lugar al carlismo. Este grupo pretendía acabar con las reformas una vez que Carlos (el quinto) fuera rey, ya fuera por la muerte o por la abdicación del hermano sin descendencia. La abolición de la ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres, por parte de Fernando y el nacimiento de su hija, Isabel, apartaron a Carlos del camino del trono. Los carlistas nunca aceptaron la eliminación de la ley Sálica y para reclamar la corona de los que ellos consideraban los legítimos sucesores al trono usaron la vía militar en tres ocasiones a lo largo del siglo XIX, la última precisamente después de que fuera elegido como rey Amadeo de Saboya en 1870.

Como dice el título de la imagen, los Borbones eran “una familia modelo”.

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