Imprimir una pizza con una impresora 3D, de ciencia ficción a realidad

125.000 dólares es el importe que la NASA, agencia del espacio norteamericana, ha otorgado a modo de subvención a un proyecto que pretende, en apenas seis meses, desarrollar la tecnología capaz de imprimir alimentos en 3D.

El primer prototipo comestible será una pizza (más sencilla de realizar que, por ejemplo, una patata) y será creada por Systems&Materials Research Corporation (SMRC), que tiene previsto utilizar esta impresión de alimentos en 3D para producir comida de forma sencilla y barata en regiones en desarrollo o con recursos limitados.

Por su parte, la NASA está interesada en imprimir alimentos en 3D para sus viajes espaciales de modo que en lugar de comida se envíe al espacio un material en polvo que puede ser almacenado allí hasta 30 años, lo que podría eliminar algunas de las barreras logísticas más inmediatas para la conquista de Marte.

En cuanto al porqué de elegir una pizza como prototipo, la respuesta es como ya mencionamos, su sencillez. Y es que la pizza tiene una forma perfecta para la impresión en 3D, ya que está compuesta por varias capas distintas que es precisamente el modo en que trabajan estas impresoras. La masa, la salsa, queso y podrían ser impresos por separado y cuidadosamente ponerse unos encima de otros. Naturalmente, cualquier otro material a base de proteínas podría ser añadido para hacer una comida más equilibrada nutricionalmente.

La carrera por ser el primero en crear alimentos impresos en 3D se calienta, después de que el año pasado un proyecto de la Universidad de Glasgow lograra imprimir compuestos químicos con éxito. Una población cada vez mayor, una vida más larga, y la amenaza del calentamiento global podrían hacer de la impresión 3D el método más sostenible y preferible de la cocina para las generaciones futuras.