El perfil del Director de TI en el Siglo XXI
Una visión humanística
La máquina de cosechar y los tractores cambiaron prácticamente todos los trabajos agrícolas. En el siglo XVI los telares y las fábricas de tejidos con gremios que en su día se consideraron los ejes de la economía de países enteros, también desaparecieron... o al menos cambiaron de tal forma que hace difícil reconocerlos en sus versiones actuales. El Director de Tecnologías de la Información no es una excepción; de hecho, el puesto apareció muy recientemente, primero lo ocuparon los propios directores de las empresas que negociaban con los fabricantes de ordenadores. Todos recordamos la peregrinación de la pobre caja con el titulo cambiante “Director de Informática, Director de Sistemas, etc.” a través de los organigramas: ahora en la dirección financiera a tercer nivel, después en la de recursos humanos, luego en la de producción. En ninguna de ellas encontraba su encaje final. En los últimos años del siglo XX se comenzó a extender la sensación de que debía estar cerca de los puntos de decisión de la empresa, sin dependencias de una u otra área y sentado en el Comité Ejecutivo.
La razón es sencilla, la tecnología, en el siglo XXI, no será gestionada como una especialidad, sino como una herramienta de ayuda para conseguir los fines de la compañía, por ello estamos en pleno proceso de cambio de los “directores de informática” a los “Gestores de la Tecnología” , desde auténticos especialistas en “como funciona este hardware o software” a expertos en identificar “cómo puede esta tecnología ayudar a conseguir los objetivos de la Compañía”.
Un paseo por el Siglo XX nos muestra que la posición del director de tecnología a principios del Siglo era la de un experto en mantenimiento de las modernas maquinas de escribir que estaban desplazando a los “escribanos”. A mediados de siglo, algunos de estos jefes de mantenimiento habían aprendido cómo funcionaban los incipientes ordenadores y habían pasado de tener un mono azul a una bata blanca, a la vez que sus colegas contables dejaban de escribir en los libros de contabilidad y de tener los dedos permanentemente manchados de tinta. Pero, como casi todo en el Siglo XX, la evolución de esas cajas que resolvían problemas cotidianos empezó a ser vertiginosa y aquellos que se “especializaban” demasiado en una máquina, un lenguaje o un programa, corrían el riesgo de quedar fuera de juego en unos pocos años (actualmente pueden ser unos pocos meses).
Un salto cualitativo
El “factor común” que puede observarse en estas evoluciones, desde la de los “escardadores de lana”, pasando por los “escribanos” y los contables, es que en todos los casos el cambio se producía por que había un salto cualitativo en la productividad, en la capacidad de hacer su trabajo de una manera mas rápida y económica.
El factor común en el caso del puesto del Director de Tecnologías de la Información es el mismo; el responsable de TI se ha convertido en el catalizador de cambios en la productividad de la mayoría de los puestos de una empresa de las ultimas décadas del siglo XX. El único problema con el que se encuentra el Director de TI es que la velocidad del cambio es ahora realmente rápida; quien pone un pie en el anden, corre el riesgo de no volver a montar nunca más en el tren porque son, la mayoría, especialistas en tecnología. O, mejor dicho: sólo son especialistas en Tecnología.
Desde mi punto de vista, el Director de Tecnologías de la Información ha de ser, primero: un gran conocedor de los objetivos de su compañía; segundo: tener conocimientos profundos de como evoluciona la tecnología, pero no necesariamente ser un experto en una tecnología concreta; y tercero, y más importante, ser el garante de que la empresa y sus empleados asimilan la tecnología y la aplican a mejorar los resultados de la compañía.
“Conocer los objetivos de la compañía”, significa estar dentro de los círculos de decisión, no ser alguien que implanta nuevas tecnologías, sino quien calibra, junto con el resto de la Dirección, qué cambios deben acometerse y en qué momento.
“Conocer la evolución de las tecnologías”, implica estar al tanto de los avances relevantes para el negocio de la compañía.
Por último, “Ser el garante de la asimilación de la tecnología”, representa la necesidad de gestionar la “Atención” de nuestros usuarios y clientes. Durante los últimos años, cualquier nueva herramienta se lanzaba a los empleados con la intención de mejorar su productividad: Correo electrónico, correo de voz, Internet, Audioconferencia, Videoconferencia... ¿En qué punto del camino la curva de productividad ha vuelto a ser negativa? Para unos pocos ... nunca, pero para la mayoría, la situación actual se caracteriza porque los usuarios reciben más información y peticiones de las que pueden procesar, y algo similar ocurre fuera de la empresa.
A modo de conclusión, es importante destacar que el Director de Tecnologías de la Información ha de mantener el mejor servicio al coste mas bajo posible, es decir, ser mas un gestor de expectativas que un gran especialista en unas tecnologías que se han convertido, en una buena parte en un “commodity”. En el siglo XX la tecnología era el límite; el trabajo del Director de TI consistía en romper ese límite, en buscar formas de mejorar la productividad a través de su uso. En el siglo XXI es el Director de las Tecnologías de la Información quien ha de poner el límite a la tecnología. Se ha vuelto peligroso hacer algo sólo por que la tecnología lo permite. A menudo se averigua, demasiado tarde, que era un camino erróneo.
Ignacio Horcajo es Responsable de Centro de Datos e Infraestructura Tecnológica para España, Portugal, África e Israel de Accenture.