Reorganización de las TI en la Administración
Faltan pocos días para que se conozca oficialmente la composición del nuevo Gobierno, y existe expectación respecto a la consideración que se concederá a las Tecnologías de la Información (TI) en el ámbito de la Administración General del Estado (AGE). Dando por hecho que los grupos de analistas-asesores al servicio del Partido Popular estén dando los últimos repasos a sus propuestas, sería deseable que los que se encargan específicamente de las Tecnologías de la Información, acertaran plenamente en sus conclusiones. Como aval del interés porque se impongan la inteligencia, el discernimiento de la importancia del tema, y su transcendencia, está el gran deseo de que no se vuelvan a repetir los errores cometidos en la organización de las TI dentro de los diferentes ministerios en la etapa anterior. Se equivocó el equipo de asesores que aportó la conveniencia de suprimir direcciones generales de TI, y su repercusión negativa se ha apreciado en la legislatura recientemente finalizada.
Los diseñadores de la organización de las Tecnologías de la Información en la Administración General del Estado, en la legislatura iniciada en 1996, quizás elucubraron sus propuestas pensando en la promesa electoral de que había que reducir sustancialmente el número de altos cargos, punto de partida que se ha demostrado equivocado. Pero, en éstos momentos, los asesores responsabilizados de la parcela de TI han dispuesto a su favor, para realizar un estudio sin interferencias por compromisos o sometimientos, de circunstancias como las siguientes: Las malas experiencias con la organización que ha estado vigente; el despertar para muchos altos cargos a los temas de TI (con motivo de las posibles consecuencias por el cambio de milenio, y adaptación al Euro); la invocación del Gobierno a las ventajas derivadas de la consecución de la Sociedad de la Información; y el impacto inicial y auge imparable del fenómeno Internet.
Por todo ello, se espera y desea que el proyecto de reorganización de las TI en la AGE que evalúe el Gobierno incluya consejos como los siguientes: Necesidad de crear, en la mayoría de los ministerios, Direcciones Generales de TI que permitan elevar el nivel de interlocuciónde los responsables de éstos campos; recomendar la presencia de los responsables de TI en las reuniones de toma de decisiones, por formar parte de los Consejos de Dirección; justificar la conveniencia de creación de un órgano superior, con visión global de las necesidades, que se encargue de funciones de coordinación y permita, tanto la planificación de actuaciones, como el control de las inversiones. Es imprescindible que prevalezcan criterios de innovación y pragmatismo.
Los diseñadores de la organización de las Tecnologías de la Información en la Administración General del Estado, en la legislatura iniciada en 1996, quizás elucubraron sus propuestas pensando en la promesa electoral de que había que reducir sustancialmente el número de altos cargos, punto de partida que se ha demostrado equivocado. Pero, en éstos momentos, los asesores responsabilizados de la parcela de TI han dispuesto a su favor, para realizar un estudio sin interferencias por compromisos o sometimientos, de circunstancias como las siguientes: Las malas experiencias con la organización que ha estado vigente; el despertar para muchos altos cargos a los temas de TI (con motivo de las posibles consecuencias por el cambio de milenio, y adaptación al Euro); la invocación del Gobierno a las ventajas derivadas de la consecución de la Sociedad de la Información; y el impacto inicial y auge imparable del fenómeno Internet.
Por todo ello, se espera y desea que el proyecto de reorganización de las TI en la AGE que evalúe el Gobierno incluya consejos como los siguientes: Necesidad de crear, en la mayoría de los ministerios, Direcciones Generales de TI que permitan elevar el nivel de interlocuciónde los responsables de éstos campos; recomendar la presencia de los responsables de TI en las reuniones de toma de decisiones, por formar parte de los Consejos de Dirección; justificar la conveniencia de creación de un órgano superior, con visión global de las necesidades, que se encargue de funciones de coordinación y permita, tanto la planificación de actuaciones, como el control de las inversiones. Es imprescindible que prevalezcan criterios de innovación y pragmatismo.
