Redes sociales: más allá de la moda

Los canales sociales abiertos entre trabajadores internos y proveedores externos refuerzan las relaciones y agilizan el tiempo de respuesta

El lanzamiento de Twitter en 2006 desencadenó un boom por los medios sociales que no parece que vaya a desaparecer y hoy se encuentra en pleno auge. Sin embargo, si preguntamos a cualquier director de empresa sobre qué están haciendo las redes sociales por su negocio, es probable que no sea capaz de dar una respuesta clara.
Existen historias de éxito, pero la mayoría de las empresas que han lanzado campañas de marketing en redes sociales se han dado cuenta que la inversión realizada en tiempo y dinero es considerable, y los beneficios materiales que se obtienen son mínimos.
La verdadera razón por la que la mayoría de las empresas tienen problemas con los medios sociales es que subestiman la complejidad y profundidad de la web social y se embarcan en ella sin comprender su potencial.
Los medios sociales tienen mucho que ver con “seguir”, pero también con escuchar. Hay que publicar mensajes que puedan atraer a los seguidores, pero también hay que dedicar muchos esfuerzos a escuchar lo que se está diciendo sobre la marca, tanto si la persona en cuestión la está siguiendo como si no.
A nivel de marketing, saber qué piensan los clientes y los no clientes de una empresa y de sus productos (y qué dicen sobre ellos en la Red) es tan valioso como publicar una retahíla infinita de eslóganes y difundir los últimos logros. En lugar de pagar a alguien que se limite a pensar mensajes ingeniosos de 140 caracteres, habría que colocarlo delante de algún software de monitorización de medios sociales y hacer que entrase en contacto directo con la gente que ya está hablando sobre la empresa. Luego, habría que recopilar e intentar entender todos esos comentarios

No solo Facebook y Twitter
Al mencionar los medios sociales, rápidamente se piensa en Facebook y Twitter, pero el social business implica mucho más que escribir a los clientes.
Existen muchas plataformas sociales, tanto públicas como privadas, que pueden ayudar a encontrar clientes, empleados, socios y proveedores, y no cabe duda que es posible recuperar la inversión a medio plazo. Independientemente de que Face-book pueda tener sentido en el marco de un plan de marketing, hay que pensar también en ofrecer a la gente con la que se hacen negocios una manera de estar en contacto directo con la empresa.
Introducir una comunidad de clientes en una página web (vigilada y administrada por el equipo de servicio al cliente) puede ayudar a aligerar el departamento de atención al cliente, ofreciendo a los consumidores más leales la posibilidad de compartir sus conocimientos sobre los productos con quienes todavía están aprendiendo a quererlos. Además, de esta manera se recopila una información de marketing muy valiosa que se puede ir archivando y comparando para tener una visión más clara sobre cómo se perciben los productos más allá de las oficinas de la compañía.
Asimismo, crear canales sociales abiertos entre los trabajadores internos y los proveedores externos refuerza las relaciones y agiliza el tiempo de respuesta ante las nuevas oportunidades. A nivel interno, es posible mejorar los comunicados sobre los diferentes procesos y mejorar el rendimiento compartiendo los conocimientos de los diferentes departamentos a través de herramientas sociales en la intranet.
No obstante, el mayor fallo de las empresas a la hora de enfrentarse a los medios sociales (en el sentido de que obtienen pocos beneficios en comparación con los recursos dedicados) es que no piensan en ellos desde una perspectiva holística. Al crear solamente un perfil en Facebook o en Twitter, los empresarios están ignorando todo un mundo de herramientas comerciales legítimas que pueden aumentar la productividad y reducir los costes. Conectar al equipo de ventas directamente con los proveedores no es tan vistoso como tener 50.000 seguidores en Twitter, pero es más rentable en términos de tiempo y recursos.
Aunque las iniciativas espontáneas en medios sociales pueden tener éxito, en general tienen menos posibilidades de triunfar que un plan bien pensado. Es posible transformar algo espontáneo en un proyecto coherente, pero lo mejor es ser consciente desde el principio y esforzarse por concebir una estrategia lógica.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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