"Outsourcing" tecnológico para combatir la crisis

Se han escrito ríos de tinta sobre la naturaleza y las distintas versiones del término outsourcing, aunque su definición sigue siendo algo básico: la contratación de servicios a una tercera parte. Si nos referimos a nuevas tecnologías, la externalización de servicios puede referirse a la subcontratación de un proceso muy concreto o a la delegación en otra compañía de toda la estrategia y operativa tecnológicas.
Escasa o moderadamente desarrollado en otros sectores, el outsourcing está ampliamente extendido en el ámbito de las Tecnologías de la Información. Las ventajas que ofrece son muchas, cualitativa y cuantitativamente, por lo que casi el 100% de las empresas con importantes necesidades tecnológicas recurren a los servicios y el know-how de compañías terceras.
Los principales efectos benéficos del outsourcing tienen que ver con cómo éste impacta positivamente en la flexibilidad, productividad, competitividad, control presupuestario y capacidad de innovación de las empresas. En tiempos de inestabilidad económica, como los actuales, estas ventajas se revelan estratégicas.
Aunque el término crisis siga siendo tabú en determinados círculos, directivos y empresarios saben que nos encontramos en un ciclo económico de profundos ajustes. Las consecuencias para las compañías son evidentes: contención del gasto, limitación de las inversiones e impulso a la eficiencia y la competitividad en toda la organización.
En este contexto, la externalización de servicios TI es un aliado clave para alinear las estrategias tecnológicas con la política corporativa de control de costes y máxima flexibilidad. El outsourcing genera economías de escala y costes laborales menores que los que se darían internamente para cubrir las mismas necesidades. Además, favorece estrategias “anticíclicas”, ya que permite jugar con períodos y capacidades. Las empresas no siempre tienen las mismas necesidades, ni requieren los mismos servicios, por lo que contar con un proveedor al que acudir en los momentos ‘pico’ y del que hacer menos uso en los momentos ‘valle’ constituye una herramienta estratégica.
Por otro lado, contratar a un proveedor con el fin de que resuelva un reto tecnológico para el que no estamos totalmente cualificados permite que nos centremos en aquello en que sí lo estamos: el outsourcing orienta a las compañías hacia su core business.
En un entorno hipercompetitivo e incierto, las organizaciones necesitan una triple combinación de factores, difícil de obtener en solitario: las mejores soluciones de negocio, costes más asequibles y mayores niveles de eficacia. Este triple valor es imposible de generar internamente y se revela vital en el contexto actual. Por último, cuando se cuenta con un aliado externo, los costes de un proyecto están claramente definidos y permiten a cualquier compañía mayor control presupuestario, con la mínima inversión en infraestructuras. El proveedor asume, además, el papel de acelerador de la innovación, por lo que sus clientes quedan liberados de este importante desafío.
Los japoneses definen el concepto de crisis como la suma de dos ideas: peligro y oportunidad. El outsourcing tecnológico es la fórmula adecuada para superar el primero y maximizar la segunda. Quizá por ello, los analistas coincidan en señalar que, pese a la crisis, la externalización de servicios seguirá gozando de buena salud a corto plazo y cerrará este año con un crecimiento superior al 8%…

J. González es director general de Vector Software Factory.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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