Outsourcing, sí pero menos

El desarrollo del outsourcing de Sistemas de la Información está alcanzando un alto grado de penetración en el mercado español. Además, existen muchas compañías que se atrevieron a firmar sus contratos de outsourcing hace ya varios años, lo que está permitiendo empezar a conocer sus reacciones y su grado de satisfacción. Y por lo que se viene sabiendo, las empresas radicadas en España que ofrecen sus servicios en este campo están dando un buen nivel de calidad, pero no excelente. Una encuesta de KPMG realizada entre 120 compañías británicas que han realizado outsourcings informáticos, revela que el 60% de las que tienen que renovar en los próximos dos años sus contratos han decidido confiar en otro proveedor. Y es que aunque los clientes están satisfechos en niveles generales en cuanto al precio y la calidad del servicio contratados inicialmente, están muy insatisfechos de la innovación y la flexibilidad que sus proveedores son capaces de introducir en los procesos. Es normal. Los grandes grupos de outsourcing basan su estrategia en las economías de escala de muchos clientes que les permiten con un equipamiento común y compartiendo plantilla, suministrar servicios más baratos y posiblemente más fiables que los que era capaz de proporcionarse a sí mismo el cliente anteriormente. Pero de ahí no se le puede sacar. Es sota, caballo y rey. Es imposible que sea capaz de anticiparse a las necesidades del cliente y desarrollar por propia iniciativa las aplicaciones que permitirán al cliente diferenciarse de la competencia. Y eso se produce porque es imposible que el outsourcer conozca más el negocio de cada cliente que el cliente mismo. No es de extrañar que los clientes se quejen de que hacer que el subcontratista cumpla sus directrices les suponga un esfuerzo desproporcionado.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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