El desarrollo de software es un proceso en evolución continua, según el Harvard Business School
El aumento de Internet así como la industria de software y servicio ha forzado a los programadores a cambiar radicalmente y de forma rápida el modo en que desarrollan y prueban las aplicaciones, de acuerdo con el último estudio de Harvard Business School. Estas nuevas técnicas que implican la interactividad continua de un amplio número de examinadores de versiones betas pueden presagiar el éxito de los proyectos pero también puede retrasar su lanzamiento en la medida que la popular frase al "gusto del consumidor" es difícil cuando se habla de aplicaciones informáticas.
Hace aproximadamente tres décadas, según lo expuesto por el estudio realizado por el Harvard Business School, el modelo de desarrollo en cascada fue desapareciendo paulatinamente dando paso a la técnica conocida como modelo de suministro-evolución. La emergencia de esta técnica fue espoleada por la llegada de Internet en la medida que ha incrementado la demanda de aplicaciones fiables, hechas a medida del cliente y distribuidas al momento. Las premisas con las que nacía este modelo desdibujaba la línea de separación entre los distintos estadios de creación del modelo de cascada.
De esta manera, el desarrollo de software se desintegra en varios de proyectos de desarrollo más pequeños. Todos ellos, como expone el Harvard Business School, se realizan simultáneamente lo que ayuda a que el proyecto se realice más rápidamente. Esto quiere decir que en este modelo las fases de análisis, diseño, codificación e implementación se realizan al mismo tiempo y en un feedback continuo con los probadores de betas. Son numerosos los ejemplos de aplicaciones que, actualmente, se desarrollan con la técnica de suministro-evolución. El Harvard Business School cita en este sentido el navegador de Microsoft Internet Explorer 3 (IE3). Para crear esta herramienta, lo primero que hizo la compañía fue un análisis pormenorizado de la industria de Internet y de la tecnología relacionada con las misma, entonces dominaban el panorama Yahoo y Netscape Communications. Una vez decididas las características del navegador, se decidió la fecha de lanzamiento del software. En poco espacio de tiempo, Microsoft lanzó partículas de la aplicación para que los examinadores de versiones beta lo probarán. La primera beta que se comercializó y la segunda versión del producto final de Microsoft, Internet Explorer 3, sólo representan el 50% y el 80%, respectivamente. Netscape siguió un camino similar para desarrollar Netscape Navigator 3.0, según revela el estudio.
Todos los modelos tienen su contra en este caso demasiada información puede dificultar el lanzamiento de determinadas aplicaciones en la medida que cada usuario tiene diferentes necesidades. Además, partiendo de que todas las características no se pueden incorporar a un producto de software, los desarrolladores necesitan priorizar las funcionalidades que deben incluirse en el producto final. Asimismo, concluye el estudio del Harvard Business School, una buena selección de los analizadores de software, capaces de atisbar fallos en los sistemas y suministrar entradas de datos innovadores, es un factor clave para asegurar el éxito del producto.