Urgencias en el mercado Web europeo
Si el pasado mes asistíamos a la renovación política producida en la Unión Europea con respecto a la regulación del mundo Internet y su acercamiento hacia fórmulas característicamente de EE.UU. con documentos como eEurope (véase iWorld, n.23 sección Noticias), hace unas semanas se ha celebrado la Cumbre Europea “Europa en la Economía de Internet” donde la revisión de la efectividad europea en cuanto al marco legal existente, la promoción empresarial del negocio electrónico europeo o la situación de las infraestructuras tecnológicas han sido el punto de partida para delimitar medidas de emergencia en un intento de reducir la distancia con mercados Web como el estadounidense.
Desde un sentido global, Rodrigo Rato, vicepresidente segundo del Gobierno, ha reconocido en su intervención la diferencia creciente entre Estados Unidos y Europa, donde son las tecnologías e Internet uno de los motivos más importantes del retraso. Para Rato, la solución a largo plazo viene de la mano de la capacitación, esto es, la disponibilidad y uso de Internet en todos los ámbitos económicos y educativos, de modo que la sociedad pueda encontrarse familarizada con las tecnologías e inserta en una cultura Web.
Los participantes de la Cumbre Europea, políticos del Viejo Continente y empresarios así como consultores relacionados con la economía digital, han estado de acuerdo en una cuestión: sean cual sean las políticas a tomar (control o autoregulación, política común o nacionales, etc.) deben ser emprendidas en el menor tiempo posible, ya que, en caso de no producirse de este modo, serán otros mercados los que satisfagan la demanda europea.
El tempo Internet es un concepto asumido a la hora de iniciar proyectos empresariales Web, sin embargo, dada la práctica diaria en la Unión Europea, la necesidad de adecuar las políticas y marcos legales a un mercado tan variable y flexible como el electrónico no ha sido asumido totalmente.
Acceso universal
Los dos temas estrella de la Cumbre representan los ejes en torno a los cuales ha girado tanto la localización de las carencias europeas en Internet como las potenciales soluciones, unánimes o no en los participantes. Por una parte, una de las asignaturas pendientes señaladas ha sido el acceso a Intenet, costoso aún, y producto, según el Comisario de Empresas y Sociedad de la Información en la Unión Europea, Erkki Liikanen, del monopolio existente en el bucle local de las redes europeas o último tramo hacia el cliente (llamadas locales, acceso a Internet). La postura oficial en nuestro país, según Arias-Salgado, Ministro de Fomento, continuará sin contemplar esta apertura a la competencia, compensado, según éste, con las próximas licencias para acceso vía radio y el inicio activo de los servicios por cable.
En este sentido, las conclusiones de la Cumbre han recogido la necesidad de establecer el acceso a Internet como servicio universal y, “tan sólo en caso de que el mercado no ofrezca respuesta a estas demandas, deberán ser los gobiernos nacionales quienes destinen partidas económicas a este efecto”, según Eugenio Fontán, vocal asesor de la Presidencia del Gobierno.
Promoción de iniciativas
Además, las iniciativas empresariales como motor del comercio electrónico y economía digital en general ha sido otro de los pilares destacados. El capital riesgo como vía de financiación inicial, el tráfico recibido por los servicios como criterio prioritario para obtener ayudas oficiales, la política de recompensa ante iniciativas exitosas (incluidos las polémicas stock options u opciones sobre acciones) y la promoción de las universidades como incubadoras de desarrollos y proyectos, profundamente interrelacionadas con la empresa, son líneas a seguir en el área de promoción empresarial. Este resultado supone una continuación de la nueva política europea en un intento de adoptar fórmulas de éxito en EE.UU.
En cuanto al capital riesgo, su extensión ha sido plenamente aceptada, entendiéndose como inversión en proyectos cuyo fin no sea exclusivamente la búsqueda de beneficios inmediatos, sino la innovación empresarial. Con ello, resulta imprescindible asumir las consecuencias de esta práctica, es decir, la posibilidad del fracaso.
Los criterios definidos como principales a la hora de promover iniciativas empresariales han sido reveladores. Sencillez y accesibilidad de los servicios ofrecidos, apuesta por la cultura europea o apoyo al mercado en competencia son algunos parámetros, entre los que han destacado el tráfico Web generado. Es decir, proyectos con la masa crítica como audiencia potencial.
La citada política empresarial de recompensas, popular en las compañías americanas, ha sido tratada como un aliciente para las ideas emprendedoras en las organizaciones. En este sentido, el reciente tema de opciones sobre acciones ha sido promovido al proponer la exención de impuestos en estos beneficios. Por último, la iniciativa e innovación como base para futuros proyectos empresariales de éxito y dinamismo en el mercado debe, a juicio d