Teletrabajo: incremento de la productividad y reducción de gastos
Suena el despertador. Antes de meterte en la ducha ya has encendido el PC en un gesto mecánico. No tienes que coger el coche ni utilizar el transporte público. No pierdes el tiempo en desplazamientos estresantes en plena hora punta. Comienza una nueva jornada laboral....¡en tu propia casa! Eres un teletrabajador y celebras que tu empresa haya decidido modernizarse y reducir gastos mediante el teletrabajo. Por tu parte, has ganado en calidad de vida a la vez que percibes que eres más productivo. Trabajas más concentrado que cuando tenías que desplazarte a la gran oficina. Las molestas interrupciones que alargan cualquier tarea se han visto muy reducidas. Eres, en definitiva, más feliz. Dos clics de ratón, abres el correo electrónico y te sumerges plenamente en tu trabajo mientras, en un último pensamiento reflejo, bendices a Internet, las comunicaciones y las Nuevas Tecnologías.
El avance de las Tecnologías de la Información ha permitido que, desde un punto de vista estrictamente técnico, trabajar desde el hogar deje de ser una quimera y pase a convertirse en algo viable para un amplio abanico de trabajos. Esta apetecible idea de tener el centro de trabajo en tu propia casa se ha hecho más tangible que nunca gracias a Internet. Es cierto que muchos trabajos nunca podrán realizarse desde casa; pero imagine por un momento las tareas que se desarrollan en su oficina y se dará cuenta que la gran mayoría pueden realizarse a la perfección desde el hogar.
El teletrabajo
El teletrabajo, de una forma sencilla, atiende al modo de realizar la actividad laboral utilizando las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Un teletrabajador es un empleado que trabaja en casa al menos un día entero por semana o el 20% de sus horas laborales anuales. El Estudio de la Comisión Europea eWork 2001 ofrece una definición concreta del término teletrabajo: “práctica laboral que utiliza las Tecnologías de la Información para incrementar la eficacia, la flexibilidad (espacio-temporal) y la sostenibilidad en el uso de los recursos”. Destaca en esta definición la inclusión de la palabra eficacia. Y es que, como sentencian estudios de la consultora IDC, el teletrabajo permite incrementar la productividad y competitividad de los empleados. El Employers Organization Report da cifras concretas al respecto: la productividad de un empleado se incrementa entre un 10 y un 30% gracias al teletrabajo.
A la hora de definir el teletrabajo conviene reflexionar sobre las apreciaciones de la Asociación Española de Trabajadores (AET). Prefiere referirse a él como e-trabajo, a la vez que resalta que no se reduce simplemente a “trabajar a distancia”, sino que es algo más profundo que incluye el hecho de “trasladar las mentes, no los cuerpos, creándose un espacio tácito de trabajo (oficina virtual) donde pueden coexistir todos los componentes virtualmente reunidos de un equipo de trabajo. Esto permite la aparición de nuevas relaciones, lo que facilita la configuración de organizaciones distribuidas”.
Algunos datos
Pero el teletrabajo, al margen de su todavía escasa penetración, no es nada nuevo. A pesar de que hace tan solo cinco años el teletrabajo era una forma inusual de trabajar, ya en 1993 la Comisión Europea publica un estudio sobre la Sociedad de la Información en el que expresa la necesidad de creación de nuevos empleos basados en la gran flexibilidad que ofrecen las Tecnologías de la Información. Sin embargo, casi una década después los avances realizados pueden catalogarse como pequeños. No existen demasiados datos relativos al número de teletrabajadores existentes en nuestro país ni en el resto de la Unión Europa. La consultora IDC es una de las pocas que ofrece previsiones sobre la evolución del teletrabajo en Europa. España, junto a Grecia y Portugal, aparece en el vagón de cola de la Unión Europea con apenas 200.000 teletrabajadores en el 2002. Esta cifra se irá incrementando paulatinamente hasta alcanzar los 408.000 en el año 2005.
Los países europeos que tienen un mayor porcentaje de e-workers en relación a su número total de trabajadores son Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Finlandia. En España este porcentaje apenas alcanza el 3%.
Atendiendo a los datos de IDC, en el año 2000 había 3,8 millones de e-trabajadores en la Unión Europea. Sus previsiones apuntan a que en el 2005 se alcancen los 9 millones.
Desconfianza de los empresarios
Pero si a priori el teletrabajo reporta tantos beneficios a empresa y empleado, ¿cómo es posible que su penetración sea tan escasa en España? IDC estima que la falta de un marco legislativo apropiado, agravado por una escasa cultura empresarial y estructuras institucionales muy centralizadas, son los principales frenos que impiden el desarrollo masivo del teletrabajo en España.
Otra de las razones fundamentales atiende a elementos psicológicos. La falta de confianza en el trabajador es otra de las grandes lacras que debe afrontar el teletrabajo: si no veo al trabajador y no le controlo directamente, no creo que éste trabaje. Según palabras de Víctor Domingo, Presidente de la Asociación de Internautas, “ni empresarios ni trabajadores están concienciados con el teletrabajo. Da la sensación de que el teletrabajo está ligado al trabajo negro y a la precariedad laboral. Al empresario español le gusta ver a sus trabajadores sentados en la oficina y, cuando finalmente se acude al teletrabajo es porque se considera que ese trabajo es accesorio y complementario a los grandes proyectos. Sin duda el teletrabajo es la cenicienta de la Sociedad de la Información”.
Esta gran falta de confianza se pone de manifiesto en una encuesta de la