Micro-Economías en la WWW
La World Wide Web acéfala, accesible y anárquica, no está sólo privatizándose y convirtiéndose en espacio de negocio para las grandes empresas. Algunos comentaristas de Internet la han comparado a menudo con el Viejo Oeste americano, donde los colonos se apropiaban de lo suyo por parcelas, llegando e instalándose como buenamente podían. De hecho, la paráfrasis de la Frontera Electrónica para referirse a Internet no solamente es utilizada con frecuencia como figura metafórica (y no tan metafórica; baste recordar la importancia de la Electronic Frontier Foundation) sino que refleja con bastante fidelidad el estado de indefinición que, todavía, vive Internet, convertida en frontera inexplorada a la que aún no se divisa un Océano Pacífico que funcione a modo de fin del territorio a colonizar... aunque sí haya ya sufrido algún que otro terremoto desesperanzador, en forma de ‘dot.com.crash’ y aledaños.
Como decíamos, no sólo las grandes empresas tienen puesta su mirada en la Frontera Electrónica. Son muchos los individuos que, armados con sencillos y asequibles instrumentos de diseño y composición de páginas web y con la ayuda de los cientos de servicios gratuitos que se ofrecen en Internet, intentan hacerse con su propia pequeña parcela en este Nuevo Oeste. Estos nuevos colonos cibernéticos se adjudican un pequeño reducto, lo siembran, lo riegan, lo cuidan y se entregan a él. El objetivo, romanticismos aparte, no es otro que ganarse una pequeña porción de Cielo en la Tierra: dinero. Quizá sea cosa de la herencia calvinista que una Internet nacida en los Estados Unidos tenga que arrastrar.
En este artículo presentamos un esquema de funcionamiento de estas webs. Nos fijaremos en el proceso que van siguiendo para poner en marcha una página que les vaya generando ingresos. Hablaremos de los métodos y formas existentes en nuestro entorno para capitalizar una página web amateur. Y aunque sea un terreno muy próximo, no nos fijaremos detalladamente en de qué modo buscan una pequeña –o no tan pequeña– cuota en un servidor, con qué herramientas de composición y diseño trabajan, cómo difunden su página, cómo colocan sus banners promocionales, cómo se establecen las redes de intercambio de banners y enlaces personalizados, cómo actúa la picaresca a la hora de camuflar enlaces que generen clics remunerados, de qué modo funcionan y cuáles son los programas multi-banner de cobro para webmasters más importantes, los ratios de pago y qué tipo de limitaciones o condiciones actúan, etc.
Echaremos, eso sí, un vistazo a las perspectivas propias de estos webmasters independientes: cuáles son sus intenciones y previsiones de crecimiento, qué es lo que han ido cobrando y creando, qué es lo que piensan de una tarea que supone, en muchos casos, el uso de pornografía, por ser la forma mejor remunerada y la que más tráfico genera para una web. Y a la vez, veremos cómo se plantean el negocio del marketing online por afiliación o por redes de multi-afiliación algunas de las empresas que se están lanzando sobre el pastel –huérfano aún– en España.
El proceso
Esquematizando, parece que podemos afirmar que el proceso más habitual por el que un usuario de Internet pasa a convertirse en webmaster de una página personal de diverso cuño es el de llevar a la World Wide Web un tema de su interés personal. Puede tratarse de un hobbie o de una aplicación de su vida profesional. Puede que sean tan sólo ganas de informar, de poner a la disposición de los internautas aquello que, quizá, tanto le costó encontrar. No hace falta poner ejemplos para imaginar las enormes cantidades de páginas existentes sobre grupos de música, estrellas mediáticas, aficiones diversas, etc.
Parece obvio pensar que nadie diseña y publica una página web sobre rutas para excursiones de montaña o sobre recetas culinarias con la intención de sacar dinero por ello. Al menos, en lo que a webmasters independientes se refiere. Nos referimos a todos aquellos que utilizan la Red como sistema de negocio, con negocios que, a veces, sin Internet serían imposibles de realizar (software gratuito o la capacidad globalizadora de un negocio).
Resulta, sin embargo, que basta abrir el navegador de Internet para que no cesen de caernos banners, anuncios, páginas repletas de recomendaciones publicitarias e incluso pop-ups (ventanas adicionales que se abren sin que se lo hayamos pedido al programa) más o menos irritantes. Es evidente pensar que nuestro hipotético webmaster amateur, que tan sólo vuelca sus intereses y em