La próxima página web

Se había acostumbrado a leer el periódico a través de Internet. Pensaba que la paciencia era una virtud que compartía con el resto de lectores. Hasta que un buen día, mientras usaba el ordenador de un amigo, comprendió que unos pocos segundos eran suficientes para descargar cualquier página. Sorprendido, se fijó que el módem de su anfitrión funcionaba a 33 Kbps, y el suyo a 56 Kbps. ¿Dónde estaba el truco? La voz de su camarada llegó desde la cocina: “¿Te fijaste que bien funciona el nuevo servidor proxy de mi proveedor? Ahora no podría Navegar sin su ayuda”. Tenía toda la razón: nadie debería navegar sin un proxy. Le descubrimos el porqué

Han abierto una nueva tienda en el barrio que ha tenido un gran éxito desde su inauguración. Se llama ‘El Próximo’ y en su propaganda asegura que tiene todos los productos informáticos del mercado. Si un cliente solicita un artículo que no se encuentra en el catálogo de existencias, un mensajero viaja hasta el almacén del fabricante para conseguir la mercancía deseada. El tiempo que necesita la tienda en gestionar el pedido nunca será superior al que emplearía el cliente si se desplazara él mismo hasta la sede del mayorista o a cualquier otra tienda. Además, sus precios son los mejores del mercado, con diferencia. Y siempre tiene a disposición del público los ordenadores más novedosos y los programas más solicitados. Con estas condiciones de venta se entiende que todos los vecinos del entorno acudan a ‘El Próximo’ para adquirir cualquier tipo de material informático.
El caso anterior muestra las tres características que definen a los servidores proxy: están cerca de nosotros, poseen la información que necesitamos o la buscan por nosotros y, por último, son baratos en términos de ancho de banda, ya que entregan sus datos a toda velocidad. Estas ideas son tan buenas que los navegadores las utilizan en casi todas las ocasiones. Su navegador emplea un mecanismo que sigue al pie de la letra muchas de las habilidades principales de un servidor proxy. Cuando usted viaja por la Red, página tras página, tiene la posibilidad de retroceder en el camino andado y observar de nuevo las URL ya visitadas. El contenido de esas páginas está almacenado en su disco duro y permite cargarlas de forma casi instantánea. Durante la instalación de un navegador, el mismo proceso que crea directorios y copia ficheros, reserva una parte del disco duro para guardar las últimas páginas visitadas. A ese puñado de Mbytes donde se almacena la información más reciente cargada desde Internet se conoce como la caché del navegador y cumple a la perfección las tres características antes señaladas: no hay nada más cerca de usted, con respecto a la Red, que su propio ordenador; le ofrece la información que buscaba, es decir, las páginas anteriores; y el ancho de banda es enorme, ya que es igual a la velocidad de transferencia de su dis- co duro. El rendimiento de su navegador puede aumentar de forma considerable si utiliza un gestor de caché mejorado. Visite la página (web-caching.com/personal-caches.html) que contiene buenas referencias para mejorar el uso de la caché de su navegador.

Más barato y más seguro
La figura 1 nos muestra el funcionamiento de un servidor proxy. Los ordenadores representados en el gráfico pertenecen a la misma oficina. Están conectados entre ellos a través de una red de área local. Esta pequeña red les permite compartir la impresora que se observa en el gráfico y la única salida a Internet que tienen contratada. Para este ejemplo sólo nos fijaremos en las conexiones de tipo Web. El ordenador que tiene módem y, por tanto, conexión directa a Internet es el servidor proxy. El resto de máquinas de la oficina navega a través del proxy, como indican las flechas del dibujo. Los navegadores solicitan todas las páginas al servidor proxy y este se encarga de buscarlas en la Red. Para los servidores Web de Internet la única máquina que existe en la oficina de nuestro ejemplo es el servidor proxy. Algo parecido ocurre con los mayoristas de informática a donde acuden los mensajeros de ‘El Próximo’. Los mayoristas no conocen a los clientes ya que todas las compras las realizan los empleados de la tienda. El único cliente de ese barrio, desde su punto de vista, es ‘El Próximo’. Ya se encargará él de repartir a cada comprador el producto que ha solicitado. De igual forma, el servidor proxy hace de intermediario entre los ordenadores de la oficina y los servidores Web de Internet. Una de las ventajas que ofrece el acceso a través de un proxy a la Red es el ahorro en la factura del teléfono y en la del proveedor de servicios, ya que todos los puestos de trabajo navegan a través de la misma línea y con la misma cuenta. La seguridad también mejora notablemente: ningún ordenador de la oficina es visible desde la Red, excepto el propio servidor. Además, el proxy puede incluir filtros y programas que controlen la integridad de la información recibida, facilitando la instalación de un cortafuegos (firewall) en ese mismo servidor Web.
Quizá esté pensando que la economía y la seguridad son dos buenos argumentos para defender el uso de un servidor proxy, pero la velocidad de la conexión no mejora con el esquema de la figura 1. Más bien empeora, puesto que la misma línea es compartida por varias personas. El ancho de banda se divide entre el número de usuarios que de forma simultánea estén solicitan

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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