La inversión en TI: nuevas tendencias

Ahorro de las empresas a través de Internet

La imagen tópica de una Internet muy visible, especulativa y en crisis, oculta otra que ha penetrado sin vuelta atrás en las grandes empresas de todo el mundo. Incluso en estos momentos de incertidumbre económica, el uso de la Red y las herramientas desarrolladas a su alrededor están ayudando a paliar los efectos negativos de una situación ambigua.

La hecatombe de las Torres Gemelas y lo apresurado de muchos análisis, influenciados por el impacto, auguraban meses de una recesión económica en el recorte de costes, sin matices, era la consigna. Fueron muchas las empresas que, en Estados Unidos, redujeron inmediatamente sus plantillas y suspendieron con carácter preventivo todo tipo de proyectos. Se pensó entonces que, siguiendo la lógica catastrofista, la ola de ahorro debería afectar severamente a las inversiones en tecnología. Se publicaron decenas de encuestas que apuntaban en esa dirección. Apenas seis meses después, una reflexión más reposada ha afinado las opiniones, que ya no tanto de ahorro como de una racionalización, de dar prioridad a las herramientas tecnológicas capaces de reducir los costes, aumentar las ventas y mejorar la cadena de suministro.
La tecnología marca la diferencia, al menos en algunos parámetros económicos, como la productividad. Esta es la conclusión que expusieron en diciembre pasado Dale Jorgenson, profesor de Harvard, y Kevin Stiroh, de la Reserva Federal de Nueva York [www.ny.frb.org/rmaghome/economist/stiroh/ks_proj.pdf], en un documento sobre las lecciones del período reciente en la economía norteamericana. Los autores afirman que las expectativas de continuidad del aumento de productividad atribuido a las TI son muy favorables. Los datos manejados por Jorgenson y Stiroh son reveladores: durante los dos trimestres de desaceleración económica en Estados Unidos, la productividad por hora trabajada ha crecido una media del 1,8 por ciento, porcentaje muy superior a la media del 0,14 por ciento observada durante los dos primeros trimestres de otros períodos históricos de recesión. Su proyección indica que la productividad crecerá en los próximos años a una tasa muy ligeramente inferior al promedio de 2,36 por ciento del período 1995-2000. La razón para este buen pronóstico, según los autores, no es otra que la suposición de que se mantendrán unos niveles considerables de inversión en TI.
Durante los años 90, la productividad norteamericana creció espectacularmente por la irrupción de las TI y la decidida adopción por una gran parte de las empresas, que invirtieron dinero y recursos humanos en este capítulo de su actividad. En momentos de recesión, y una vez superada la primera fase de saturación de la inversión en bienes de capital –opinan Jorgenson y Stiroh– la mayoría de las empresas, conscientes de la influencia de la tecnología marca en su productividad y en sus resultados, volverán rápidamente a invertir en TI para mantenerse en buena posición.
El gran error de cálculo de los inversores con respecto a Internet fue una estimación excesiva de la velocidad con la que el mercado iba a seguir la estela de las puntocom. Este es el análisis de Webmergers [www.webmergers.com/editorial/article.php?id=49] acerca del fracaso de la crisis de confianza en Internet. Dar por supuestas demasiadas cosas imprimió un fuerte ritmo y amplitud en las inversiones, que dio forma a una burbuja que acabó por estallar. Los inversores deseaban colocar su dinero, a veces tomado en préstamo, en el menor tiempo posible, lo que llevó a muchas empresas a dar dimensiones poco realistas a sus planes, con el único fin de resultar atractivas a aquéllos. En 2001 se han contabilizado 537 decesos de empresas de Internet, más del doble que en 2000, dos tercios de ellas en el sector de contenidos o en el de comercio electrónico. Y el primer mes de 2002 ha sido el peor enero que se recuerde (los que pudieron aguantar hasta fin de año, arrojaron la toalla poco después). Sin embargo, parece que lo peor ya ha pasado.

Cambio de paradigna, cambio de estrategia
Iñigo Friend, profesor de e-Business del Instituto de Empresa y consultor principal en Cap Gemini Ernest&Young, dijo a esta revista que, en el contexto del corto plazo, a partir del 11 de septiembre, ha habido muchos signos de cierre de etapa, y la inversión tecnológica se retrajo. “El fuerte crecimiento económico y de inversión en tecnología anteriores a 2001, que se dedicaba a crear nuevos negocios y a abrir nuevos mercados que, en síntesis, pretendían un retorno de la inversión a muy corto plazo, se ha puesto en cuestión, originando una reflexión entre los analistas y consultores, tendente a revisar las propuestas anteriores. Se esperaban meses muy duros, de reducciones de plantillas y ajustes presupuestarios, y los ha habido, pero no se puede descuidar las necesidades de los clientes en un momento en el que lo esencial es reducir costes y no tanto vender más. Lo cierto es que el sector de las TI sigue tirando con fuerza en todo lo relacionado con CRM”. No cree Friend que la actividad de consultoría vaya a perder vigor en el mercado. “También es cierto que se sigue pensando en comprar compañías para crecer y que hay un foco nuevo, una nueva actividad de servicios, que los consultores ofrecen a los clientes, incluso más que antes, que ayuda a reducir costes ante en cambio de paradigna”.
Según un informe realizado por Cap Gemini Ernst & Young [www.es.cgey.com], el desarrollo de la gestión de relaciones con clientes, concepto conocido como CRM (Cus

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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