¿Funcionan o fracasan los libros electrónicos?
A lo largo del mes de noviembre el éxito de Pérez-Reverte con la publicación electrónica del Oro del Rey abría buenas expectativas para esta vía alternativa a la tradicional publicación de obras en papel. El éxito de Stephen King con Riding the Bullet y la acogida del su segundo proyecto en la Red, The Plant, parecía augurar buenos tiempos para la descarga online de libros electrónicos. Ahora, el pionero en este sector ha retirado la entrega periódica de los capítulos de su novela. El problema: la piratería. La mayoría de sus “fieles” lectores no ha pagado la cuota “voluntaria” propuesta por el autor para la descarga de los capítulos.
Para que el proyecto funcionase y se produjese las entregas periódicas, el autor advirtió, nada más poner en macha el experimento, de la necesidad de que al menos el 75% de los usuarios cumpliese con la cuota voluntaria. No ha ocurrido así, tan sólo en los primeros capítulos se ha cumplido la condición, el los últimos no se ha alcanzado ni un 50%, según confirma a The New York Times Marsha DeFilippo, agente del escritor. La reacción del autor, como había anunciado, ha sido la retirada del libro. La obra queda inconclusa, aunque en una sutil carta a los lectores expuesta en su web, el autor asegura continuar en un futuro con el proyecto. King se retira, según dice él mismo, para hacer frente a otros trabajos de corte tradicional y asegura que en un futuro continuará con la entrega de The Plant, pero su descarga será gratuita. Por el momento, como colofón a esta etapa ofrecerá el sexto capítulo a sus lectores el próximo 18 de diciembre.
El sector de los libros electrónicos se tambalea tras el fracaso de esta experiencia, por un lado, proyectos como el del periodista español, han funcionado, y según Inicia, portal del Grupo Prisa que alberga hasta hoy la novela de Pérez-Reverte, han resultado un tremendo éxito; por otro lado, la buena experiencia de Stephen King en su primer acercamiento a la edición de libros online el pasado mes de marzo, se ha visto empañada por el fracaso de una versión del mismo experimento bajo cobro simbólico. Ante esta situación, el éxito o fracaso de los libros electrónicos tendrá que determinarlo proyectos futuros, de momento, las experiencias han aportado una de cal y otra de arena.
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