Euskadi mira hacia el futuro de la mano de la innovación
Una comunidad autónoma tradicionalmente industrial, como es el País Vasco tenía que contar con un papel de liderazgo en el resto de España en lo que se refiere a I+D, el principal motor de desarrollo de un país. En efecto, Euskadi lo tiene y gran parte de ello, además de a la concienciación de las fuertes empresas vascas de crecer a través de la innovación, se debe a que el proceso de configuración de las políticas científicas y tecnológicas en esta comunidad han estado muy marcadas por el entorno socio-político inicial de construcción del gobierno vasco. Así lo asegura Mónica Moso, adjunta a la dirección del Cluster del Conocimiento del gobierno vasco y licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad del País Vasco, en su tesis Origen y evolución de las políticas científicas y tecnológicas en la Comunidad Autónoma del País Vasco. En ella, la experta concluye que “Las políticas más innovadoras han sido las tecnológicas que respondieron a la movilización de actores de perfil tecnológico que incluyeron la necesidad de una política tecnológica ágil, enfocada a la empresa y marcada por una fuerte cultura ingenieril”. De este modo, Moso explica cómo, movidos tras darse cuenta de las necesidades que había en la comunidad en lo que se refiere a la carencia de infraestructuras científicas y técnicas, los políticos de la época empezaron a desarrollar en los años ’80 una serie de medidas que contemplaban la creación de infraestructuras, concretamente, centros tecnológicos. Unas políticas, “guiadas fundamentalmente por patrones académicos y universitarios, siguiendo patrones internacionales estandarizados procedentes de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) en un principio y de la Unión Europea, posteriormente” que se extendieron en los años ‘90 hacia una articulación de la demanda tecnológica.
Gracias a este esfuerzo, hoy en día el País Vasco dispone de una potente red de infraestructuras científicas y tecnológicas y, según el Instituto Estadístico Vasco, Eustat, invirtió un 1,51% de su PIB (Producto Interior Bruto) frente a un 0,94% que destinó el resto del país. Además, según un informe del INE sobre la innovación tecnológica en las empresas españolas en el año 2000, las empresas vascas son las que más invierten en innovación (922 millones, un 9% de toda la innovación), siguiendo a Cataluña, la comunidad que más invierte con 2.751 millones de euros (un 27% de los gastos totales en innovación), y a Madrid con 2.636 millones de euros (26%).
La mayor parte de la inversión en I+D que se realiza en el País Vasco proviene del sector privado, como lo muestran otros datos de Eustat, referidos también al año 2000, sobre la ejecución del gasto en I+D por sectores, que correspondió en un 81% a las empresas, seguido por un 17% por la investigación universitaria y el 2% restante a diversos organismos públicos. Es decir, de los 594 millones de euros de gasto total en I+D, 410 millones corresponden a empresas, 162 millones a Administración y 22 millones a organismos, representando en ese año, el gasto empresarial en I+D en Euskadi el 1,22% PIB, cuando la media europea fue del 1,14%. Además, las empresas vascas aportan al sistema un total de 8.624 personas dedicadas a I+D, de las que 3.824 son investigadores.
Los centros tecnológicos, el pilar del I+D en Euskadi
Veinticinco centros de investigación tanto públicos como privados y ocho centros agrupados en un centro de coordinación promovido por el Gobierno Vasco, denominado EITE, además de varios parques tecnológicos como el de Vizcaya-Zamudio, uno de los más grandes de Europa, y la existencia de numerosas actividades de investigación y desarrollo realizadas por las empresas y las universidades, conforman el floreciente ámbito de I+D en el País Vasco. La iniciativa de crear una serie de centros tutelados de investigación en el País Vasco se remonta a principios de los ‘90 cuando el gobierno autonómico decidió acometer el proyecto con el fin de potenciar a los centros tecnológicos privados ya existentes en la región y que funcionaban bajo tutela de la Administración Vasca y que habían recibido financiación de los Fondos Estructurales de la Unión Europea, vía FEDER. De este modo, el Gobierno Vasco convirtió los Centros Tecnológicos Tutelados en una de las piezas clave de su Plan de Tecnología Industrial 1993-1996, una iniciativa gracias a la que hoy en día, estos centros se han convertido en grandes contribuyentes al desarrollo industrial, gracias a su fomento de la adecuación de las empresas vascas a los requisitos de los nuevos modos organizativos y las nuevas tecnologías, mediante la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico. Mediante una política tecnológica de colaboración entre ellos y con una oferta de servicios que comprende proyectos de investigación bajo contrato, información y asesoramiento, estudios de viabilidad, ensayos y c