El nuevo paradigma se llama “VoIP”
Voz sobre redes IP
La prestación de servicios de voz sobre redes IP constituye la intersección entre dos mercados que hasta ahora reciben tratamiento diferente: uno regulado, el de telefonía, y otro liberalizado, los servicios de datos. De este encuentro nace una nueva realidad, con nuevos problemas. Es sólo el comienzo: resulta plausible pensar que dentro de unos años toda la red telefónica convencional puede ser reemplazada por una nueva red basada en un protocolo IP que, para entonces, habrá evolucionado. Esto tendría efectos, como es lógico, sobre los operadores existentes o los que aparezcan, sobre los suministradores de equipos, y también sobre los usuarios.
Telefónica de España [www.telefonica.es], que en teoría debiera estar inquieta por lo que puede ser un nuevo flanco de competencia, no se siente en absoluto al margen de la tendencia hacia VoIP ni quiere descolgarse de un negocio cargado de promesas. En un encuentro reciente con analistas, Julio Linares, presidente de la filial operadora, destacó que el 60% del tráfico entre centrales de su red ya se hace sobre protocolos IP, y se tiene previsto llegar al 90% a finales de 2006. Ahora mismo, la compañía se propone sacar la VoIP del ámbito de las centrales y ofrecerla a los clientes, para lo que se está iniciando una prueba piloto. La cifra adelantada por Linares – precisó a esta revista Santiago Camacho, director de esta línea de producto – se refiere al conjunto de todos los tráficos, no únicamente al de voz. Por tanto, la previsión tiene en cuenta el enorme crecimiento de los tráficos asociados al despliegue de la banda ancha.”
Una de las grandes esperanzas que despierta VoIP es su capacidad para generar nuevos servicios de valor añadido, de manera que la voz a precios más bajos no deteriore las cuentas de los operadores que explotan la red existente. Cuando iWorld preguntó si esto es para Telefónica una amenaza o una oportunidad, Camacho respondió que “toda nueva tecnología que se traduzca en nuevos servicios es una oportunidad para nosotros. No obstante, hay que ser realistas y reconocer que algunos aspectos de la tecnología requieren maduración. El cliente no pide VoIP, pide más y mejores servicios, Degradar las prestaciones alcanzadas, para prestar servicios de poco valor para el cliente, no podría ser una opción comercialmente aceptable”.
Por su lado, BT España [www.btglobalservices.com/business/es/], prefiere emplear la sigla ToIP (Telefonía sobre IP). En nombre de este operador, Miguel Rodríguez Paz considera que “será el paso definitivo hacia la convergencia entre la voz y los datos, unificando dos redes hasta el día de hoy separadas”. Claramente, BT centra su actividad en el segmento empresarial: “el cambio fundamental que va a suponer la ToIP consistirá en la capacidad para homogeneizar los servicios con los que los empleados de nuestros clientes contarán para hacer su trabajo”.
Incierta regulación
Es evidente que, cualquiera sea el grado de optimismo con que se aborde, la transición de la voz desde la red conmutada hacia las redes IP llevará años, y que su ritmo dependerá de cuestiones tales como el ciclo de reemplazo de los equipos instalados, el despliegue de banda ancha, la adopción de ésta por los usuarios finales y, ciertamente, del atractivo que despierte la oferta de servicios.
Otro factor que añade una relativa incertidumbre es la regulación aplicable, si fuera el caso. Por ahora, en España, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones [www.cmt.es] no se ha pronunciado y, como los demás reguladores europeos – excepto el británico Ofcom [www.ofcom.org.uk]- remite a lo que eventualmente decida la Comisión Europea, que continúa estudiando la aplicabilidad a la VoIP del llamado “nuevo marco regulatorio” (Directiva 2002/21 y directivas específicas).
Para determinar si es o no aplicable la normativa europea, primero es necesario distinguir entre los distintos servicios que abarca la VoIP en sentido genérico, según correspondan a una de las siguientes categorías: servicios de comunicación electrónica privados (redes para grupos cerrados de usuarios) o públicos (acceso de banda ancha a Internet) y, tercero, de telefonía disponible al público, que se asimilen a alguna de las anteriores. Cada una de estas categorías está sujeta a distintas exigencias, que van desde la autorización simple hasta las garantías de competencia.
La tendencia dominante entre los reguladores europeos es no precipitarse, en espera de que el mercado tome cuerpo para, cuando tal cosa ocurra, aprobar una regulación ex post. Sobre este punto de la regulación, los operadores consultados por iWorld matizan sus palabras con extremo cuidado, por lo que será oportuno citar literalmente las respuestas:
Telefónica: “en materia de VoIP, como en el resto de la problemática relacionada con las telecomunicaciones, se considera que la apuesta debería orientarse decidid