Antropólogos

La búsqueda de lo universal

Si la historia es algo, es antropología o no es nada. Esta máxima, sin duda exagerada, pretende demostrar la implicación que la antropología, ciencia humana por excelencia, cuyo objeto es el estudio del hombre y de sus sociedades, tiene con otras ramas del conocimiento. Mitigado desde hace tiempo el afán de los antropólogos por buscar lo exótico, hoy su campo de estudio se ha diversificado de tal manera que la frontera con la sociología, por ejemplo, es difusa. Sin embargo, su método cualitativo y no aplicable a priori, así como el tipo de enfoque con que se acerca a los fenómenos que estudia, hacen de ésta una ciencia específica que busca lo universal y a la vez las diferencias a través de la comparación. Su presencia en Internet es menos visible de lo deseable, porque la antropología, como otras ciencias humanas, se mueve en una pluralidad de paradigmas que no facilita el mismo apoyo que reciben las ciencias empíricas o de la naturaleza.

A pesar de estar poco introducida en su propio ámbito académico, Internet es para algunos antropólogos un medio de comunicación, de búsqueda de información y también un campo de reflexión en el que esta ciencia debería tener mucho que decir. Es lo que piensa José Luis Anta (jlanta@ujaen.es). profesor de Antropología Social en la Universidad de Jaén, quien dice: “Yo vivo en Internet”. Además de su labor docente, Anta investiga en dos campos bien distintos, las instituciones y un grupo de indígenas, los atacanameños. “La afirmación anterior puede parecer exagerada pero para mí Internet es una fuente de información muy importante. Hace dos años, cuando saqué mi plaza en la Universidad, tuve que presentar un proyecto de más de mil páginas. De ellas, un número considerable estaba dedicado a las más de 6.000 direcciones de Internet dedicadas a la antropología. Estoy convencido de que ahora la American Antropological Association, hace su periódico casi al completo basándose en la Red. No hay actividad y no hay manera de estar en este campo, si no es por medio de Internet”.
La rotundidad de sus palabras no es óbice para que Anta afirme que los antropólogos en España no están sacando a Internet el partido que les ofrece. Nuestro país no está, ciertamente, entre los de avanzada tecnológica y, además, Internet es todavía cara, dicen. No son muchos los antropólogos que tienen la ventaja de enseñar en universidades que facilitan acceso gratuito a Internet, y aun esto no les salva de tener que luchar con no pocos escollos para disponer de ordenadores con las prestaciones necesarias. “A pesar de todas las trabas hoy la única manera de conseguir una bibliografía fundamental es apoyándome en el acceso que tengo a todas las bibliotecas del mundo gracias a Internet. Además, la Red potencia mi inteligencia, la poca o mucha que tenga; porque es una herramienta que ‘virtualiza’ mi propia realidad como antropólogo. Sin ir más lejos, el hipertexto es fundamental en las tesis. Ahora mismo estoy intentando que una doctorado de México presente su tesis en un CD, para que cada vez que nombre un autor, una obra o un término, se pueda ir a otros sitios relacionados. Para mí, como antropólogo que trata lo particular para ir a lo universal, el hipertexto es imprescindible”.
Los antropólogos con los que ha conversado iWorld consideran que Internet es uno de los pocos foros auténticos que quedan. Pero temen que será por poco tiempo. La creciente mercantilización de la Red es una cuestión que preocupa a estos profesionales, que tampoco son partidarios de una segunda red para minorías. “Está claro que el mercado se aprovecha de todos los resquicios para vender más y que fenómenos como los sex shop en Internet, por citar un ejemplo, se imponen al abrigo del carácter democrático que se atribuye a la Red. Pero también encuentro muchas cosas muy interesantes y personas de otros mundos que me interesan, porque son los representantes de una sociedad civil en la que creo más que en las instituciones”. A José Luis Anta le parece mal la separación que se está proponiendo de una segunda Internet, para que la Red vaya más rápida. “Se camina una vez más hacia los ghettos, para que cuatro intelectuales hablen entre ellos. Yo, como antropólogo, vivo de ‘vampirizar’ a la sociedad, de que la gente me cuente cosas. Si perdemos una cosa tan real, y realista, como es Internet, volveremos a hacer ciencias sociales de élite para las élites. Uno de los problemas que amenazan a Internet es que puede llegar a convertirse en un oligopolio social, dejando a millones de personas fuera”.
Son los antropólogos, por si fuera poco, quienes han definido lo virtual. “Hace cien años ya sabíamos que el mundo es pura virtualidad. Internet ha venido a demostrarlo. Todo es una construcción, una mirada determinada. La Red ha llevado la virtualidad a su paroxismo. Es mucho más que la calle, son miles de ideas que están ahí y que, tengo que aprovechar, porque me plantean una cantidad de mundos espirituales muy interesantes. La Red no es más que el sueño de Borges, su pesadilla más grande. No es que el futuro esté en la Red, es que el futuro es la Red. Por todas estas razones, estoy contra los controles”.

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