¿Cómo de verde es la nube?
Aunque el cloud computing siempre se ha vendido como una alternativa más respetuosa con el medio ambiente que los sistemas tradicionales, su eficiencia energética (y la de los servicios inalámbricos que dan acceso a la nube) está en entredicho.
Los proveedores de servicios cloud han encendido las iras de los ecologistas por no ser transparentes en lo que respecta a la eficiencia energética de sus centros de datos. En ese sentido, Greenpeace hizo público un informe (con datos del pasado año) en el que señalaba que las tres principales empresas que juegan en la nube (Amazon, Apple y Microsoft) estaban "expandiéndose rápidamente sin condiderar adecuadamente las fuentes de electricidad que emplean, dependiendo en gran medida de energía sucia para alimentar sus nubes".
Aún más, un nuevo estudio de la Universidad de Melbourne refleja que la verdadera amenaza para la sostenibilidad del medio ambiente no viene de la creciente demanda de CPD para soportar los servicios cloud sino de la necesidad de inafrestructuras 3G/LTE y WiFI para proporcionar acceso a los mismos.
Uniendo datos, la amenaza al medio ambiente por parte de la nube es notable. Según estos informes, unos 450 millones de dólares se gastan anualmente en un centro de datos con un consumo de alrededor de 31 gigavatios de electricidad, cifra que supone un aumento del 19% con respecto a la anterior medición realizada en 2011.
Sin embargo, en 2015 la energía que se utiliza para mantener los centros de datos será una "gota en el océano", en comparación con la que usarán las redes inalámbricas que soportan la entrada y salida de las nubes, explica el Dr. Kerry Hinton, director adjunto del Centro de Comunicaciones de Alta Eficiencia Energética de la Universidad de Melbourne.
"Hay una convergencia significativa entre el cloud computing y la comunicación inalámbrica, ofreciendo a los consumidores acceso a una amplia gama de aplicaciones en la nube y servicios con la comodidad de hacerlo desde cualquier lugar, en cualquier momento y pudiendo usar cualquier funcionalidad desde el dispositivo de su elección", explica el experto.
Pero estas comodidades traen aparejados importantes desafíos a la sostenibilidad medioambiental y energética. En ese sentido, el informe de la universidad predice que dentro de dos años el consumo de energía asociado con el cloud (y los servicios inalámbricos a él asociados) llegará a 43 teravatios/hora, frente a los 9,2 teravatios/hora consumidos en 2012.
"Esto supone un aumento de la huella de carbono desde las 6 megatoneladas de CO2 en 2012 hasta más de 30 megatoneladas de CO2 en el año 2015", lo que es el equivalente a unos 4,9 millones de coches nuevos circulando en todo el mundo.