"Cloud computing": una realidad en las empresas
El cloud computing es una realidad y una obligación que los profesionales de TI necesitan adoptar rápidamente. En estos momentos, la motivación económica y social es muy alta, la necesidad de las empresas por conseguir velocidad y agilidad es mayor que nunca y la tecnología ha alcanzado un nivel en el que las inversiones en servicios cloud son rápidas y sencillas. Por ello, esta tecnología es una realidad. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Quién la coordina? ¿Cuáles son sus riesgos? Y, sobre todo, ¿cómo pueden prepararse los equipos de TI para ella?
Cloud computing podría definirse, de forma breve y concisa, como el uso de servicios basados en Internet que permiten dar soporte a procesos empresariales. Entre sus características destaca que pueden desarrollarse rápidamente, por lo que adquieren valor con velocidad; tienen muy poco o ningún coste de inicio, y no es necesario invertir capital; el coste de los servicios se basa en el uso, sin compromisos fijos y pueden ampliarse o reducirse rápida y fácilmente, sin penalización. Por último, dichos servicios son compartidos (distintos clientes hacen uso de la misma plataforma).
Niveles
Básicamente, cloud computing permite a los usuarios contratar servicios en tres niveles diferentes: El primero de ellos es el de infraestructura como servicio, es decir, parrillas de servidores virtuales, almacenamiento y redes. Podemos citar ejemplos como Amazon Elastic Compute Cloud y Simple Storage Service.
El segundo es el de plataforma como servicio: la abstracción de aplicaciones a partir de los límites tradicionales del hardware permite a los desarrolladores centrarse en el desarrollo de aplicaciones sin preocuparse por los sistemas operativos, ampliaciones de la infraestructura, balanceos de carga y otros. Algunos ejemplos son Force.com o Microsoft Azure.
Por último está el software como servicio. Se trata de aplicaciones con una interfaz basada en web accesible a través de servicios web y Web 2.0. En este tercer nivel los ejemplos los encontramos en Google Apps, SalesForce.com y redes sociales como Facebook.
¿Está preparado?
Los expertos están convencidos de que, en un futuro, emergerán estándares que reducirán parte de las incertidumbres de la contratación de estos servicios. Pero ¿cuáles son los riesgos? Como con cualquier servicio, aquí también se debería estar siempre seguro de saber por lo que se paga y qué medidas existen para demostrar si realmente se está prestando el servicio. Por ello, se debería poner especial atención a los niveles del servicio, a la privacidad, a la conformidad, a la propiedad de los datos y a la movilidad de los mismos.
Una organización que haya comenzado con algún proyecto cloud debe tener en cuenta que existen servicios ya maduros, como los de correo electrónico. Pero, además de mirar hacia fuera, puede que se quiera evolucionar la infraestructura interna. Esto podría significar determinar qué rol jugará TI en facilitar los modelos de negocio necesarios en la economía actual. ¿Cómo mejorará su velocidad y agilidad? ¿Cómo se podrá dar soporte a las actividades de la empresa con menos gastos fijos? ¿Qué hay que hacer para dar empleo a una nueva generación de profesionales?
Para contestar a todas estas cuestiones, se debería definir oportunidades y trabajar con los clientes para que entiendan qué servicios pueden satisfacer mejor sus necesidades o rellenar los huecos de su actual cartera de TI. El primer paso es examinar la habilidad para colaborar en la contratación de servicios en la nube. Para ello, el trabajo de cualquier empresa es hacer que el proceso sea sencillo, repetible y beneficioso para la organización. En segundo lugar hay que identificar qué servicios pueden residir en la nube y cuáles deberían seguir siendo internos. Por último, se debe desarrollar una estrategia de recursos para conseguir bajo coste, escalabilidad y la flexibilidad que necesita la empresa.