Windows 95: ¿acontecimiento o bluff?

El fenómeno Gates ha pasado por Madrid como un torbellino y ha generado una inusitada avalancha informativa en torno a él y al nacimiento de su estrella -Windows 95- tanto durante los días que precedieron a su visita a nuestro país, como en los siguientes a su despedida. Una vez serenadas las aguas y acallado el coro de estridentes voces en el que se ha convertido el sector en estos primeros días de septiembre, es el momento de realizar un análisis sosegado de todo lo ocurrido.

Está claro que Windows 95 quiere ser un importante salto cualitativo en el terreno de la microinformática. Sus características técnicas, su sencillez de manejo y sus diferentes capacidades, lo convierten en el entorno operativo del PC del futuro. Su éxito está garantizado en el mercado doméstico (nadie lo duda a estas alturas), al igual que nadie duda que su implantación en los PCs de las grandes corporaciones será más lenta.

Pero pongamos las cosas en su sitio: Windows 95 no supone la pretendida revolución que se han empeñado en anunciar los medios de comunicación, con diarios, televisiones, y revistas de información general a la cabeza. Tampoco va a suponer ninguna aportación vital para las amas de casa, aunque se empeñen en preguntarlo acreditados periodistas, ni es la antesala del Big Brother orwelliano, pese a las opiniones que se han podido escuchar estos días.

Windows 95 es, simplemente, un potente sistema operativo para ordenadores personales, en torno al cual se concentrará en los próximos años una parte importante de la actividad del sector.

En ocasiones, los medios de comunicación desvirtuamos el mensaje que transmitimos, hasta hacerlo irreconocible para su propio emisor. Este es uno de esos casos. La polémica sobre qué sistema operativo es mejor -Windows 95, OS/2 Warp, MacOS, etc.- o sobre quién copió a quién -Apple a Xerox, Microsoft a Apple- es una disputa vacía, que se agota en su planteamiento inicial.

Al final, el "ruido" generado por el sector -pues es todo el sector (y no sólo Microsoft) el que no para de gritar- se acallará ante la incontestable evidencia de la dictadura del usuario, quién adquiriendo -o rechazando- el producto, le dará carta de naturaleza.

Lo maravilloso que tiene la economía de libre mercado, para el usuario, es la competencia entre empresas. Cuanto más dura sea ésta, mejor; más abundante y diversificada será la lluvia de ventajas que recibirá el comprador. Unas veces, ante productos semejantes, será el precio quien decida; en otras, a igualdad de precios, desequilibrarán las superiores prestaciones y, si ambas variables son equiparables, el mejor servicio y confianza decantará el resultado de la operación. En este contexto de valoraciones, el usuario tiene que recibir alborozado tanto la llegado del Windows 95 como la dura y despiadada crítica que del producto hacen los más fuertes y significados competidores. De este modo sabe que tiene garantizado aquello que más desea: tener mercado donde elegir, para adquirir lo que más le convenga, al mejor precio posible.

Pero el sector parece olvidar que el usuario también hace sus análisis y saca sus conclusiones, por lo que no conviene bombardearle con apreciaciones o puntos de vista que a veces rozan la hipérbole.

Decir al usuario que Microsoft debe su éxito exclusivamente al marketing es llamar distraídos -por utilizar un eufemismo- a los millones de personas que trabajan con sus productos. Asegurar -e intentar demostrar- que el lanzamiento de Windows 95 es un acontecimiento histórico que marcará el futuro de la humanidad, es un empeño absurdo y, hasta cierto punto, lamentable.

Pero todo el sector parece embarcado en una particular cruzada en la que, como si nos jugáramos el futuro de la industria mundial de las Tecnologías de la Información, tuvieramos que apostar por la dimensión de acontecimiento histórico de Windows 95, o por el contrario, por su carácter de bluff.

Hasta la propia Microsoft ha reconocido, a través de Brad Silverberg, Vicepresidente Senior de Sistemas Personales de la compañía, que "el bombardeo publicitario en torno a Windows 95 se nos ha ido de las manos... asumimos nuestra parte de responsabilidad por crear expectativas no razonables". Extraordinario ejercicio de humildad por parte de Microsoft.

Pongamos las cosas en su sitio y dejemos que sea el mercado el que determine la auténtica dimensión de este fenómeno. Si en alguna ocasión ha tenido validez la vieja afirmación de que en nuestro sector es el usuario el que tiene la palabra, es ahora cuando este aforismo debe demostrarse con hechos.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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