Virus, confianza y ciberpolicia

La violenta irrupción del virus I love you en el mundo de Internet el pasado 4 de mayo ha puesto sobre el tapete la enorme vulnerabilidad de la red y el peligro que conlleva su utilización como herramienta de trabajo en el mundo económico y de las empresas, ya que las primeras estimaciones aseguran que ha causado pérdidas por valor de casi dos billones de pesetas. Bien es verdad que el efecto del virus fue limitado ya que afectaba principalmente a los sistemas basados en windows, pero la magnitud del contagio ha minado la confianza global en Internet. Ante esta situación, el Gobierno de EEUU, siempre tan directo, aprovechó la reciente cumbre del G-8 para proponer la creación de una ciberpolicia de escala mundial para prevenir y perseguir este tipo de actuaciones. La propuesta de EEUU se enfrentó con la desconfianza de los países europeos, que sospechan que la tal ciberpolicia podría servir, en realidad, para consolidar la supremacia de Estados Unidos sobre Europa en el mundo de la Red. Europa, tan conservadora ella, propuso en cambio una modernización de las legislaciones de todos los países, mediante una coordinación internacional, que permite perseguir con más rigor y eficacia este tipo de delitos. La necesidad de esta actuación es evidente desde el momento es que la Administración filipina ha descubierto que no existe en su cuerpo jurídico ningun artículo que permita encausar al creador del virus, sea cual sea. Por tanto, si se demostrara que Reomel Ramones -el técnico informático de un banco filipino, presunto creador del virus- fuera el auténtico culpable, debería quedar impune. El problema es que las medidas propuestas por Europa son de una complejidad tal -haría falta coordinar la actividad legislativa de cientos de países- que los primeros resultados positivos podrían demorarse años. Y en tiempo-internet, algunos años pueden equivaler a décadas. El desarrollo sostenible de las sociedades de la información en todo el mundo no puede permitirse el lujo de resultar vulnerable a cualquier iniciativa delictiva. Por tanto, la iniciativa norteamericana -aún tomada con todas las precauciones posibles- debería ser tomada en cuenta, y de forma urgente.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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