Unas "Jornadas" para la reflexión

Ha tenido lugar recientemente en un hotel de Madrid una reunión denominada: Primeras Jornadas sobre la adecuación de los avances tecnológicos en las Administraciones Públicas. El desarrollo estaba estructurado en cuatro paneles: soluciones informáticas para Internet; consultoría y servicios informáticos; software de base y servicios complementarios; y comunicaciones. Cada uno de estos paneles estaba dividido en dos sesiones de dos horas de duración, con la pretendida participación, en cada una de ellas, de un moderador perteneciente al ámbito de la Administración, y tres suministradores del sector de las TIC. Así estaba concebido un programa que luego sufrió modificaciones en el apartado de los protagonistas, comenzando por los designados para moderar las sesiones. La reunión estaba organizada por una empresa privada, con el lógico propósito de obtener el correspondiente beneficio. La idea era ofrecer a los suministradores una tribuna para lanzar sus mejores mensajes en el tiempo establecido, a una audiencia supuestamente compuesta por profesionales de las Administraciones Públicas, con responsabilidades en las evaluaciones y decisiones de contrataciones relacionadas con el mundo de las TIC. Los suministradores que decidían intervenir debían pagar a los organizadores 500.000 pesetas. Estamos acostumbrados a escuchar aceradas críticas, por parte de directivos de compañías de nuestro sector, respecto a resultados totalmente decepcionantes de seminarios, reuniones, jornadas, o similares, que nada tenían que ver con los objetivos que les habían prometido. Pero, en el caso de las jornadas que comentamos, lo tienen complicado las compañías que pagaron la preceptiva cuota de participación, para hilvanar una razonable argumentación de queja, si es que son conscientes y capaces de valorar lo que han recibido por contraprestación. Porque, las compañías bien informadas y con recursos, saben que los profesionales que deciden y preparan las decisiones en la Administración no suelen acudir a éste tipo de eventos, entre otras razones porque cuando lo creen oportuno, invitan a las compañías a que les hagan demostraciones o aporten información, y los primeros espadas de cada una se prestan a protagonizarlas. Además, su agenda diaria, esquematizada por prioridades, no les permite -ni para cumplir con amigos- acudir a actos que no sean imprescindibles. Esta circunstancia la conocen perfectamente las compañías organizadas, y actúan en consecuencia. Otras, las que pagan el canon, es de suponer que sabrán, al menos, por qué lo hacen.