Un relato verde
María trabaja en el departamento comercial y está muy involucrada en asociaciones ecologistas, por eso se sentía frustrada cuando visitaba los CPD de sus clientes y se daba cuenta de que requerían mucha energía. Cuando María le preguntó a Andrés, uno de los gurús de la empresa, si era posible diseñar equipos que contribuyesen a controlar el cambio climático y a su vez fuesen útiles, Andrés contestó que sí, pero el problema era convencer a la dirección. Inés, la directora de la empresa de almacenamiento dedicada a fabricar discos, supo reconocer una oportunidad en la propuesta, aunque tenía que considerar los intereses de accionistas y empleados.
Cuando María y Andrés se pusieron a trabajar identificaron el problema: para conseguir una mejora ecológica hace falta que los discos consuman menos energía, pero antes de explorar alternativas tecnológicas, Andrés aplicó la máxima de calidad de Demming, es decir, la adecuación para el uso. ¿Para qué utilizan sus clientes los discos?, ¿qué tipo de información depositan en ellos?, ¿cómo y cada cuánto tiempo acceden a esos datos?
En términos generales, sus clientes tenían dos necesidades de almacenamiento. La primera era el almacenamiento en tiempo real para las transacciones de aplicaciones y bases de datos, y para las que se utilizaban discos. La segunda era la de las copias de seguridad, para la que se utilizan cintas y librerías. Según muchos, sus sistemas de back up tenían que absorber más información por lo que se necesitaba cada vez más tiempo para hacer copias y para la recuperación. Por eso estaban empezando a utilizar discos y virtualización de cintas. Otros decían que varios departamentos les pedían información histórica para extraer información valiosa sobre tendencias y aplicaciones de data minning y business intelligence. Para ello utilizaban soluciones de archivado e ILM.
Inés se dio cuenta de las posibilidades que representaba y apoyó esta línea de investigación. Andrés pidió la colaboración de Daniel, uno de los mejores especialistas de la fábrica, para probar algunas hipótesis. La idea básica se deducía de las reflexiones previas: si para la información en tiempo real necesito tener siempre los discos en funcionamiento, para la información de tipo persistente, los discos no tienen por qué estar siempre encendidos. Daniel trabajó sobre esta idea y se dio cuenta de otras mejoras: además de ahorrar energía se producía menos calor, por lo que no era necesario disipar tanta cantidad, lo que permitía colocar los discos más próximos, logrando una notable reducción del espacio y, por lo tanto, los armarios de discos ocuparían menos en el CPD y requerían menos refrigeración.
El esfuerzo ha dado origen a un nuevo tipo de discos, adaptados para datos persistentes que consumen menos, requieren menos de espacio y mayor durabilidad.
E. López es director de product marketing de Grupo SIA.
