Un cese sin sentido

No es la primera vez que ocurre, así que el hecho no debería sorprender a nadie; lo que sucede es que muchos todavía contamos con la esperanza de que cuando se hacen bien las cosas éstas sean reconocidas y no pase lo que acaba de producirse. Me refiero al cese de Jordi Sevilla, un ministro que, a pesar de gestionar los designios de una de las carteras más complicadas, ha sido de los pocos que se ha preocupado por desarrollar iniciativas necesarias desde hace tiempo para todo el país sin grandes alardes mediáticos. Sevilla ha sido el primer ministro consciente de la crítica situación que atraviesa España en el desarrollo de la Sociedad de la Información, uno de cuyos pilares es la Administración Electrónica. También ha sido el primer miembro de un ejecutivo capaz de contar con el compromiso del sector de las TIC para elaborar una ley que ya ha marcado un antes y un después. Sevilla fue consciente de que para que España abandonara la precaria situación en cuanto a acceso de la sociedad a las TIC debería contar con el apoyo del sector y que para que se consiguiera avanzar debía contar con su opinión, y así es como se gestó la Ley de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios Públicos, que garantiza el acceso electrónico de todos los ciudadanos a las AA.PP. en 2010. Sevilla también fue el artífice de la puesta en marcha de SARA, proyecto para hacer realidad la interoperabilidad entre las 17 comunidades autónomas del país. En fin, Jordi Sevilla, durante su gestión, abordó de frente los problemas más críticos que competían a su cartera elaborando iniciativas y leyes que resolvieran definitivamente la delicada situación de España en su camino hacia la Sociedad de la Información. Pues bien, hecho todo esto, la valoración del presidente del Gobierno ha sido cesarlo.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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