Tentaciones

Comienza 2011 en España con peores perspectivas económicas, todavía, que las ya malas con que se inició el finalizado 2010. Da sana envidia comprobar cómo en países de nuestro entorno donde, con oportunidad e inteligencia, se supo aplicar la terapia adecuada para hacer frente al cambio brutal en el orden económico, los índices más relevantes están evidenciando que han encontrado la vía correcta para superar la situación. Nuestro Ejecutivo todavía sigue dando bandazos asegurándonos, una vez más, que ahora sí superaremos el gran bache, con nuevas medidas a aplicar. Y los ciudadanos, todos, todavía, deseando que, aunque sea desde fuera, dicten al Gobierno fórmulas que coadyuven a hacer realidad el poder tomar el rumbo acertado para salir, aunque sea paulatinamente, del pozo en que nos encontramos.
Sin embargo, la tangible y dañina crisis que nos sacude no debe servir de justificación para que, invocando la necesidad de sanear economías y buscar la productividad a cualquier coste, se tomen decisiones abusivas en el seno de las compañías. Conviene ser prudentes, y reflexionar, ante las tentaciones. Tentaciones de los proveedores –para propiciar la consecución de contratos– de presentar ofertas escandalosamente bajas que, al poder ser catalogadas de temerarias por parte de los clientes, se les aporte a éstos una retahíla de explicaciones aparentemente convincentes que podrían resumirse en un oportuno alarde de generosidad, difícil de volver a repetirse. Los clientes experimentados son recelosos con las llamativas bajadas de precios de los proveedores, aunque estén padeciendo recortes presupuestarios. Los menos expertos pueden claudicar y sufrirán las consecuencias. Tentaciones del cliente, también, de aprovecharse de las acuciantes necesidades de facturación que tienen los proveedores, tratando de imponerles leoninas exigencias que podrían afectar, incluso, seriamente a las renegociaciones. Asimismo, dependiendo de la reforma laboral que trate de aplicar el Gobierno, en el colectivo de proveedores puede emerger la tentación de reajustar plantillas, si las indemnizaciones por despidos improcedentes bajan considerablemente. Las tentaciones son libres.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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