¿Sustituirán los PDAs a los PCs?

Los PCs nacieron como una herramienta de productividad personal; recordemos la famosa visión de Bill Gates “Un PC en cada mesa”, que luego evolucionó a “Toda la información en la punta de los dedos”. Ambas visiones han quedado atrás con la aparición y auge de los PDAs, dispositivos que realmente ponen toda la información en la punta de los dedos. Ahora bien; lo que hasta ahora ha sido una simple versión mejorada de la agenda de papel tradicional o una simple extensión remota de Outlook, se está convirtiendo en un dispositivo de acceso que debe integrarse en las estructuras de Tecnologías de la Información de las empresas. Sólo hay que comprobar el mensaje corporativo con el que empresas como Compaq o HP están arropando el lanzamiento de sus PDAs. No se trata de destacar la funcionalidad asociada al ocio de estos aparatos, sino su capacidad para convertirse en un dispositivo de acceso a la información corporativa. Como tal, los Directores de TI se enfrentan ahora a una auténtica proliferación de PDAs en sus empresas -la mayoría en manos de directivos- que es necesario controlar desde el momento que el PDA correspondiente se sincroniza con ordenadores de la organización para cargar o descargar aplicaciones y datos.
En la mayoría de las organizaciones no existe una política corporativa sobre estos dispositivos, al igual que la que existe sobre los ordenadores portátiles, por ejemplo, pero la popularidad de los PDAs está obligando a repensar el papel de unos aparatos que en ocasiones son adquiridos por los propios usuarios pero son utilizados en el marco de la actividad laboral.
Al igual que ocurrió con los PCs, los usuarios quieren utilizar este tipo de aparatos, auténtica herramienta de productividad personal de la era post-PC, y lo harán independientemente de la organización de Sistemas de Información correspondiente si ésta no es capaz de asumir el papel que estos dispositivos juegan en la empresa del futuro.