Sombríos vaticinios

Las recientes declaraciones del máximo responsable de una destacada compañía de nuestro entorno augurando que, en un plazo no superior a dos años, el sector de las Tecnologías de la Información sufriría una recesión por motivo del “agotamiento” de las empresas dada la extraordinaria presión competitiva, ha avivado comentarios sobre la posibilidad de que pudiera acontecer tan sombría premonición. Y es normal que afloren puntos de vista porque, cada cual en su compañía, observando su área de responsabilidad, sus compromisos, así como los de sus compañeros o competidores, detecta con nitidez que todos hacen esfuerzos supremos por alcanzar e incluso superar, la cuota de resultados que inexorablemente le habían impuesto. Esta palpable realidad puede ser interpretada por muchos protagonistas como algo insostenible en el tiempo, por dura, agotadora, e incluso deprimente.
El dinamismo galopante que caracteriza la actividad en nuestro sector influye, esencialmente, en los puestos directivos y comerciales. Pero son ellos, precisamente, los que a lo largo de su vida profesional han vivido repetidamente situaciones que parecían insalvables, y fueron finalmente superadas, con más o menos dificultades. Es el caso de las exigidas cuotas de resultados, a todos los niveles, donde cada año se pone el listón más alto sin atender los razonados argumentos de los afectados que estiman un milagro superar las cifras del anterior ejercicio. Pero, generalmente, se logran los objetivos considerados siempre, cuando se plantean, como inalcanzables y exageradamente leoninos los términos de actuación que provocarán. Entonces, ¿por qué se consiguen? Porque las estructuras, organizaciones, y actividades de las compañías no permanecen inamovibles como si de una foto se tratase, sino que están obligadas a convenientes metamorfosis impuestas por los sucesivos avances tecnológicos y la correspondiente repercusión a las cambiantes necesidades del mercado. Para la viabilidad y adaptación al fenómeno, las compañías suministradoras recurren a formas diversas -acuerdos comerciales y/o tecnológicos, fusiones, adquisiciones de empresas, o cualquier otra alternativa en ésta línea- que les permite seguir mejorando las cuentas de resultados. Sobre la base de renovaciones continuadas, la recesión por falta de estímulos y agotamiento de los profesionales no se ve clara. Otra cosa serían los problemas derivados de una economía malparada. Esto sí sería grave.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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