Sombríos vaticinios
El dinamismo galopante que caracteriza la actividad en nuestro sector influye, esencialmente, en los puestos directivos y comerciales. Pero son ellos, precisamente, los que a lo largo de su vida profesional han vivido repetidamente situaciones que parecían insalvables, y fueron finalmente superadas, con más o menos dificultades. Es el caso de las exigidas cuotas de resultados, a todos los niveles, donde cada año se pone el listón más alto sin atender los razonados argumentos de los afectados que estiman un milagro superar las cifras del anterior ejercicio. Pero, generalmente, se logran los objetivos considerados siempre, cuando se plantean, como inalcanzables y exageradamente leoninos los términos de actuación que provocarán. Entonces, ¿por qué se consiguen? Porque las estructuras, organizaciones, y actividades de las compañías no permanecen inamovibles como si de una foto se tratase, sino que están obligadas a convenientes metamorfosis impuestas por los sucesivos avances tecnológicos y la correspondiente repercusión a las cambiantes necesidades del mercado. Para la viabilidad y adaptación al fenómeno, las compañías suministradoras recurren a formas diversas -acuerdos comerciales y/o tecnológicos, fusiones, adquisiciones de empresas, o cualquier otra alternativa en ésta línea- que les permite seguir mejorando las cuentas de resultados. Sobre la base de renovaciones continuadas, la recesión por falta de estímulos y agotamiento de los profesionales no se ve clara. Otra cosa serían los problemas derivados de una economía malparada. Esto sí sería grave.