Sobre el acuerdo IBM-Dell
El acuerdo al que han llegado IBM y Dell -por el que la primera fabricará diversos componentes para los PCs de la segunda, durante un periodo de siete años, por unos 2,4 billones de pesetas- es un eslabón más en la cadena de operaciones entre compañías de nuestro sector, inevitables y convenientes para mantener pulso competitivo o ampliar actividades que refuercen y acrecienten sus posibilidades de facturación . Aparte de la valoración del grado de sorpresa que cada cual haga de la noticia, la envergadura del montante económico la sitúa en un primer plano de atención . Interesa, no obstante, con la perspectiva en que nos encontramos, encontrar las posibles repercusiones en las respectivas filiales españolas .
El anuncio del acuerdo sirvió para que subiera la cotización de las acciones de ambas compañías . Hecho que hay que interpretar como un refrendo al importante paso dado, en el que hay que aceptar como incuestionable que tanto IBM como Dell ganan mucho en el envite . Pero no parece procedente sacar de contexto el sentido de una gran operación de compra-venta, en la que la parte vendedora se asegura un contrato plurianual con un cliente solvente, y por el lado comprador se garantiza el suministro continuado e innovador, del fabricante con más experiencia y prestigio del sector . Sobran, por lo tanto, elucubraciones más propias de procesos de compra o absorción entre empresas, aunque salgan a relucir calificaciones e hipótesis sobre el acuerdo, que pueden ir desde ver a Dell convertido en puro ensamblador, a pensar en posible intercambio de acciones entre las partes firmantes .
Realizando una comparación entre el acuerdo IBM-Dell y las leyes y sus desarrollos ( los reglamentos ) , podríamos decir que, del contrato entre IBM y Dell, nos han dado a conocer la parte equiparable a las primeras, pero no los detalles y la normativa propias de los segundos . Cabe suponer sin embargo que, no existiendo cláusula de exclusividad, IBM podría realizar ventas similares -por la cuantía que fuere- con toda compañía solvente que lo solicite . Si el gigante azul quiere mantener y rentabilizar su capacidad innovadora, tendrá que contestar afirmativamente a los clientes que, interesándose por sus componentes, le inspiren confianza . Asimismo, teniendo Dell asegurado el suministro de tecnología avanzada en materia de componentes, su imaginación podrá centrarse en las estrategias comerciales y en la fuerza de ventas .
En España habrá que esperar las consecuencias del acuerdo que, de momento, parecen mínimas . Porque, no teniendo la condición de socios los implicados, conservan intacto el sentido de rivales sin paliativos, en durísima competencia por los puestos de cabeza del ránking . Incluso, con los equipos que compitan, no hay que pensar que tengan idénticos componentes . Los dos procurarán incorporar los elementos diferenciadores que, a su juicio, aporten ventajas competitivas . El sentido de rivalidad permanecerá intacto .