Sistemas de información de salud

Las entrevistas y opiniones publicadas en nuestro semanario en relación a la aportación de las TIC en los centros sanitarios corroboran su buena acogida por los usuarios, su satisfactorio rendimiento, y su decidida apuesta por seguir creciendo en cotas de rentabilidad, apreciable eficiencia, seguridad, y disponibilidad. Se observa que no existe precipitación en los programas de contratación porque, antes de planificar inversiones en áreas de las TIC, también se piensa y medita en conseguir menor incremento de costes y, a la vez, mayor rendimiento de los recursos disponibles. En la permanente tarea de concienciación de los profesionales de la salud –que ejercita con encomiable perseverancia la SEIS (Sociedad Española de Informática de la Salud)– por no dar pausas a las innovaciones con las TIC, cuando ya se tiene claro lo que conviene y debe hacerse, uno de los objetivos perseguibles es lograr construir un sistema de información de salud que cumpla los requerimientos del ciudadano, de las autoridades sanitarias, de las organizaciones prestadoras de servicios de salud, y de los profesionales sanitarios. Para conseguirlo, es imprescindible focalizar y analizar tres acciones: la planificación, los recursos humanos y la financiación.
Para la planificación habrá que definir una estrategia a nivel de Estado en la que participarían todas las organizaciones afectadas, y que fuera apoyada por las asociaciones profesionales, permitiendo que todos los esfuerzos que se realizan desde la Administración central y la autonómica –con sus diferentes disponibilidades presupuestarias, prioridades, y tiempo– sigan un camino en el que, salvaguardando sus propias competencias, los diferentes proyectos que se implanten conformen, de forma de eficiencia creciente, el futuro sistema de información de salud. Habrá que asumir, asimismo, el valor estratégico de los recursos humanos expertos en TIC-Salud, y su imprescindible aportación al idóneo y adecuado funcionamiento del deseado sistema de información. Todo ello acompañado de planes de financiación realistas y sostenidos para la puesta en marcha de proyectos tecnológicos, y un plan de inversión en infraestructuras tecnológicas, a medio y largo plazo, que permitan el despliegue adicional de soluciones interoperables en el sistema sanitario. Las ideas están claras, falta iniciar el proceso.