SIMO 95

Un concurso problemático

Solamente con levantarse el telón de SIMO 95, los organizadores ya encuentran motivos para constatar que su esfuerzo no ha resultado baldío. La musicalidad que para ellos tiene que desprender la sencilla repetición de los parámetros con signo positivo, debe de animarles, no a la autoestima y autocontemplación de sus logros -aunque justificadas razones tendrían para permitirse licencias lúdicas y ensoñaciones- sino a plantearse pequeños, pero sucesivos desafíos, de forma que, la próxima edición, mejore a la que le precedió. Pero, el que Ifema disfrute con la conquista de más metros cuadrados y más expositores que en la edición de SIMO 94, debe de complacer a todo el que, directa o indirectamente, está relacionado con el mundo de la informática. Los que venden, porque les gusta comprobar que se incrementa el interés y la demanda de los que compran; y a éstos, porque les compensa advertir la competencia y las demostraciones de habilidades y poder de convocatoria de los que venden. En esta línea, también hay que destacar en SIMO 95 -por la elocuencia de su significado- que repiten el noventa por ciento de los expositores del anterior certamen, y que se produce el retorno de grandes empresas que no estimaron oportuno participar en años anteriores. Otro punto a destacar en los organizadores de SIMO, es que no han tenido zozobras al fijar el precio del metro cuadrado. Su adecuación a la metamorfosis y condicionantes que han castigado el sector, les están permitiendo ser extraordinariamente competitivos. Las cifras de resultados lo pregonan. En estas circunstancias, parece correcto interpretar que no han creído oportuno encarecer el metro cuadrado porque las cosas les iban bien, por cuanto que habría que entender que han salido bien las cosas por no encarecer el metro cuadrado. Los costes tienen una gran influencia al obtener el índice de la rentabilidad del evento en fechas inmediatas a su finalización ya que, el retorno de la siembra que las empresas hayan hecho durante los días de la feria, se alarga en el tiempo.

El enriquecimiento de la presente edición de SIMO con llamativas o rutilantes novedades, va a contribuir a que los organizadores se muevan con un cierto grado de ansiedad por alcanzar, e incluso superar, el techo de visitantes esperados. Es la cifra aleatoria que, en el balance final, demuestra el éxito o fracaso de una feria. Rebasar los 140.000 visitantes, es la única preocupación de los organizadores de una edición de SIMO que, ya, puede considerarse un éxito.

----------------------------------------------

Un caso que al parecer continúa sin resolverse, es el que ya citábamos en el editorial del número 641 de nuestro semanario, sobre el concurso convocado por el Ejército del Aire por 1.700 millones de pesetas, para la realización,en entornos informáticos, del segundo segmento del proyecto SL 2000. Según fuentes próximas al usuario, da la impresión de que éste está esperando que CASA (Construcciones Aeronáuticas, S.A.) desista de su pretensión de llevarse el contrato, reconociendo su fallo inadmisible en un apartado de la oferta, lo que invalida su opción al no cumplir el pliego. Es evidente que al usuario -a juzgar por el tiempo que está tardando en asumir una realidad irrefutable y, consecuentemente, aplicar la ley- le habría gustado adjudicar el contrato a CASA. Pero, si el error de ésta lo ha hecho inviable, ¿a qué espera para descartarla, obrando al dictado de la insoslayable verdad y, en aras de la mas elemental coherencia, reconducir nuevamente la decisión?

CASA tendría que asumir que para el usuario resulta muy duro aplicar lo que meridianamente exige la ley, y debería tomar la iniciativa -en un rasgo que la honraría- desmarcándose del tema y dejando las manos libres al Ejército del Aire para que, entre los demás candidatos, tenga la oportunidad de elegir el mejor. Sería una salida elegante para dejar inmaculada la responsabilidad del usuario.

Si persiste en su actitud de no reconocer su lapsus y esperar acontecimientos, podría interpretarse como un gesto displicente y nada generoso con el usuario, ya que sobre éste recaerían todas las consecuencias de la decisión.

Rara es la empresa que no ha padecido situaciones adversas como la que CASA está atravesando -algunas, incluso, con reiteración- y las han sabido superar con dignidad aunque, eso sí, con una gran decepción. A veces, no conviene presionar al usuario y agotar su paciencia. Descansado, piensa mejor.

¿Dudará todavía CASA sobre la salida mas airosa? Debe evidenciar que también sabe perder con elegancia.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

ny2 ACTUALIDAD

ny2 Sociedad de la información

Día de la Movilidad y el BYOD Coffee Break