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Saber lo que sabemos, he aquí la cuestión

Jesús Rivero, presidente de la Fundación DINTEL

En su afán por continuar promoviendo la lectura técnica y el contacto entre sus socios y amigos, la Fundación para la Difusión de las ingenierías lnformática y de Telecomunicaciones (Dintel) celebró el pasado 24 de febrero la segunda sesión del foro “Jueves con conocimiento”.
Esta vez, el evento tuvo lugar en el hotel Meliá Avenida de América, de Madrid, a partir de las siete de la tarde. Allí, los asistentes pudieron disfrutar del comentario sobre el libro Working Knoledge, de Thomas Davenort y Prusak Laurence, publicado por la editorial Harward University Press, que realizó el director de Sistemas de la empresa Elzaburu, Roberto Martínez.
Por su parte, Luis Felipe Paradela, director de Formación Informática del INAP, hizo el comentario del libro La quinta disciplina: como impulsar el aprendizaje en la organización inteligente, escrito por Peter M. Senge y publicado por ediciones Juan Gránica en México.
En la próxima sesión, prevista para el 30 de marzo en el mismo hotel Meliá Avenida de América, los ponentes invitados serán Luis Joyanes, director del departamento de Lenguajes y sistemas informáticos e ingeniería de software de la facultad de Informática de la Universidad Pontificia de Salamaca, que comentará Profiting from intellectual capital extracting value, de Patrick Sullivan; y, Javier Nozal, director de SI de la CNMV, que hablará sobre el libro El capital intelectual, escrito por Annie Brooking.

De qué hablamos cuando hablamos de conocimiento. Este es el título del primer capítulo del libro de Davenport y Prusak, titulado Working Knowledge, que comentó Roberto Martínez, director de Sistemas de Elzaburu, en la segunda sesión del foro Gestión del conocimiento y capital intelectual. Según afirmó Martínez en su presentación de Working Knowledge, cuyo título mismo sugirió traducir por “conocimiento en acción”, la gestión del conocimiento se encuentra en su punto álgido y esto obliga a delimitar conceptos (datos, información y conocimiento) y a identificar los componentes fundamentales del conocimiento, explicando el papel de la nueva función empresarial.
Una frase del presidente de HP que recogen los autores, fue recordada en el foro: “Si HP supiera lo que HP sabe, sería tres veces más rentable”. Aunque la empresa era definida por Sidney Winter como “organización que sabe hacer cosas”, no es menos cierto que hoy en día debe actualizarse aquella definición incluyendo la dimensión temporal: “debe saber cómo hacer bien y... rápidamente, cosas nuevas”; el conocimiento y su gestión son claves, estando asociados indefectiblemente a la rentabilidad.
Pero volvamos a nuestra pregunta inicial. Cuando hablamos de conocimiento, estamos hablando de “una mezcla fluida de experiencia, valores, información contextual y juicio crítico, debidamente estructurados, que proporciona un marco para evaluar e incorporar nuevas experiencias e informaciones. En las organizaciones, se presenta incorporada no sólo en documentos o almacenes informáticos sino en rutinas organizativas, procesos, prácticas y normas”. En cualquier caso, como también recordó el ponente, “los autores señalan que la necesidad de una gestión activa del conocimiento se siente especialmente en empresas grandes y/o en centros distantes geográficamente, siendo el tamaño límite para el conocimiento interpersonal en una organización las 200 personas”.
Aunque algunos autores esquematizan el proceso de conocimiento en “información, más reglas”, Davenport establece que aunque los datos y las informaciones son fuentes del conocimiento, pueden identificarse cinco mecanismos para transformar datos en informaciones (contextualización, categorización, cálculo, corrección y condensación-resumen) y otros tantos para transformar éstas en conocimiento (comparaciones, consecuencias, conexiones y conversaciones). Recordábamos antes una definición para el conocimiento (información más reglas) de Luis Felipe Paradela, director de Formación Informática del INAP, quien comentó el segundo libro del día: “La quinta disciplina: cómo impulsar el aprendizaje en la organización inteligente”, de Peter Senge.
La “quinta disciplina” es la del pensamiento sistemámico, basada en ladrillos tales como realimentación reforzada, procesos compensadores y proceso compensatorio, con demora. Es esta “metanoya”, o la forma de ver las cosas de una nueva manera (en su totalidad), la que Senge recomienda para crear “organizaciones inteligentes”: la capacidad de aprender más rápidamente que la competencia, es la clave para que las empresas puedan sobrevivir.
Así, el pensamiento sistémico será la quinta disciplina, siendo las otras cuatro el dominio personal, los modelos mentales, la visión compartida y el aprendizaje en equipo. Según precisó Paradela durante su intervención en el foro, los modelos de Senge nos proporcionan “reglas” para generar conocimiento a partir de las informaciones; la Gestión del Conocimiento consiste en “aprender a aprender nuevas reglas”. Otros asistentes terciaron: “Las empresas necesitan de la Gestión del Conocimiento” (Luis García Prieto, del Consorcio de Compensación de Seguros); “las empresas deben reflexionar sobre las barreras del aprendizaje” (Teresa Cilleruelo, de Meta4); y, “el capital intelectual de una empresa no es solo la diferencia entre su valor en Bolsa y el valor contable” (Salvador Meca, de CNMV).

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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