¿Qué tener en cuenta durante la implantación de CMMI?
CMMI debe ser presentado a la empresa como algo positivo que va a mejorar el nivel profesional del personal de TI y que va a hacer a la organización más eficiente. Debe hacerse un análisis para cada segmento afectado en la empresa y describir los beneficios y también sacrificios, que van a tener que realizarse a corto y medio plazo.
Una vez realizada la evaluación inicial y conocido el nivel actual de TI con respecto al modelo debe definirse un programa de implantación de CMMI detallado. Debe definirse qué personas están implicadas, qué procesos son los afectados, cuáles son objetivos a cumplir y cuál va a ser el calendario previsto. Es muy importante que la implantación esté coordinada por una unidad estable y que en el seguimiento se implique la dirección de TI.
Con respecto a la redefinición de procesos, se formarán grupos de mejora que deberían estar compuestos por un conocedor del proceso según el modelo, que dinamice el grupo y presente propuestas, un responsable del proceso en la organización y tantas personas como fuera necesario, conocedores e implicados en el propio proceso. Antes de proponer cualquier mejora es importante conocer la opinión de los implicados y conocer sus prácticas actuales, opiniones y motivaciones sobre todo en el campo de las herramientas a utilizar. Hay que evitar soluciones apoteósicas, cosa muy habitual en este tipo de proyectos.
Alcanzar el éxito
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Los puntos clave que han hecho a las organizaciones tener éxito en la implantación de CMMI son los siguientes:
• La dirección debe visionar el proceso de mejora a través de CMMI, entenderlo y apoyarlo públicamente, demostrando su compromiso. Así mismo, la propia dirección de TI debe estar implicada en el seguimiento del programa de cambio.
• Se debe contar con la ayuda necesaria de personas expertas que ayuden a la compañía a definir e implantar el programa de cambio.
• Es necesario conocer las debilidades y fortalezas de TI antes de definir el citado programa de CMMI, implicando desde el principio a los agentes afectados. La resistencia al cambio debe ser gestionada desde el principio.
• A la hora de planificar, se debe conocer y asumir los plazos de este tipo de proyectos. Normalmente un programa para llevar a una organización a nivel 3 está de 18 a 20 meses en función de su punto de origen. La compresión del tiempo dará un resultado negativo en la mayoría de las ocasiones. Las soluciones rápidas realizadas por otros no crearán la cultura en la organización, que es de lo que se trata.
• Se deben definir herramientas de gestión que sean adecuadas a la empresa, evitando interpretaciones burocráticas en exceso que obstaculicen la implantación y mantenimiento del modelo.
Alicia López, consultora de TQS