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¿Qué ocurre con la vida online tras la muerte?

Aumenta el debate en torno a lo que se debería hacer con los datos personales presentes en Internet cuando el usuario fallece, actualmente un tema que no está regulado de forma eficiente por la ley.

Cuando la gente muere en el mundo real, sus alter egos online siguen viviendo, creando una situación inusual para aquellos que sólo conocían al sujeto por su presencia en la Red. Y es que, en la actualidad, no existe ningún protocolo que dicte como se debe actuar en estos casos o quién tiene la potestad de borrar los datos personales que han quedado en Internet.

La ley está empezando a abordar este vacío legal pero sigue habiendo importantes discusiones sobre quién debe permitir el acceso o eliminar el perfil de alguien de las redes sociales o la correspondencia por correo electrónico después de su muerte.

Cuando un usuario de Facebook muere y esta red social es informada de la muerte, la empresa "conmemora" el perfil, ocultando características como las actualizaciones de estado y permitiendo que tan sólo los amigos puedan ver la línea de tiempo y sus aportaciones en el perfil.

Mantener el acceso a ese perfil ayuda en el proceso de duelo, afirma la psicóloga Elaine Kasket. "Poder ver la conversación que hubo con una persona y saber más acerca de la persona que murió es importante para superar la pérdida”.

Pero mientras que puede ser algo importante para los amigos de Facebook, la familia podría pensar todo lo contrario. Si un amigo, por ejemplo, publica una foto del fallecido en el perfil del fallecido, borracho desmayado en el suelo durante una fiesta, seguramente no sólo no de consuelo a la familia sino que a lo mejor cambie la percepción que tenían de ese sujeto.

Escasas leyes y muy diversas 

Aunque se hable de un vacío legal, es cierto que existen algunas leyes que conciernen a la vida en línea después de la muerte, pero se trata de normativas fragmentadas y que difieren enormemente según el país.

En Bulgaria, por ejemplo, los herederos de la persona fallecida pueden ejercitar los derechos de sus familiares. En Estonia, por su parte, si alguien da su consentimiento al tratamiento de sus datos personales a un servicio en línea, el consentimiento se presume válido hasta 30 años después de su muerte, a menos que se indique otra cosa en vida. Por el contrario, en Suecia y el Reino Unido, los datos personales se definen como algo que pertenece a los vivos, por lo que dejan de ser considerados como tal en cuanto fallece la persona.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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