Presidentes... ¿hasta cuando?

Los pasos en una compañía a nivel público suelen ser los de rigor, cuando las vacas flacas hacen su entrada en escena: las declaraciones de sus directivos y las iniciativas en el campo del marketing difuminan normalmente las dificultades, en pos de una recuperación que haga innecesario el conocimiento público de las mismas. Firmas que prefieren pagar una multa al registro de sociedades antes que dar cuenta pública de sus resultados, y firmas que, aún en situación de suspensión de pagos, lanzan al mercado productos a través de campañas publicitarias propias de colosos de probada solvencia.

No obstante, ahora que ya nadie niega la existencia de una crisis galopante -hay quien ve ya incluso la luz al final del túnel-, las compañías acéfalas comienzan a brillar por su abundancia: unas se limitan a efectuar la sustitución del Presidente, en tanto que otras se dan plazos de hasta noventa días para buscar quien rija sus destinos; unas se van fuera de casa a buscar el nuevo one y otras lo encuentran dentro de sí mismas.

Todo empezó con Software AG. Wang fue la siguiente y Zenith Data Systems vino después, junto con Digital Equipment Corporation. Alan Sugar tiene dificultades con Amstrad, mientras en el lejano Oriente (léase Japón) la hegemonía de sus multinacionales comienza a ser discutible. Miembros fundadores, veteranos del timón, muchos presidentes corporativos han tenido que dejar el cargo a disposición de la compañía.

IBM ha sido la gota que ha colmado el vaso. Mr. Akers aguantó hasta el final -su final-, con una entereza digna de quien está donde él estaba. Pero ahora la compañía exige sangre nueva que abandone la filosofía de los grandes ordenadores y se venga al terreno donde se está jugando, a saber, la informática de consumo y los servicios. Es sólo un ejemplo más.

Corren aires nuevos en el mundo de la informática, ya nada es lo que era, y el dicho de renovarse o morir toma ahora especial sentido. El año que entra tiene, a este respecto, muchas cosas que ofrecer, muchas puertas que abrir y mucha luz que arrojar. Es posible que se acabe con la misma incertidumbre que asola ahora el sector, pero su desarrollo será definitorio para el mercado.

En diciembre hablaremos.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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