Power PC.
Si usted pensaba que el PowerPC iba a hacer su vida más fácil, olvídelo. A corto plazo, los usuarios tienen muy poco que ganar en la guerra entre Intel y Motorola (con IBM y Apple) por la hegemonía en el mundo de los procesadores. A largo plazo, los usuarios incluso pueden llagar a perder terreno, a menos que se disponga de una sólida estrategia de desarrollo en múltiples arquitecturas.
No estoy diciendo que cierta competencia no sea saludable; la competencia obligó a Intel a reducir los precios de sus procesadores 486 en mayo de 1992 en un 60 por ciento, lo que permitió a Compaq e IBM PC Co. lanzar nuevos productos más baratos. Pero este recorte no estuvo motivado por la competencia de los procesadores Alpha, PA-RISC o R4000, sino por la de los clónicos 80386 de AMD y Cyrix.
Es cierto que el PowerPC es la más seria amenaza que los procesadores Intel hayan tenido nuca, pero no es menos cierto que a los usuarios les trae sin cuidado el procesador que incorporan sus máquinas: lo que les preocupa es qué software corre en qué procesador. A menos que Microsoft porte Windows, Chicago y Windows NT a PowerPC, Motorola no conseguirá una cuota de mercado suficiente, pese a que el PowerPC sea un 40% más rápido que Pentium.
Lo que probablemente veremos en los próximos años, será como la mayoría de los vendedores de PCs -IBM, Compaq, AST, Dell- se mantendrán fieles a Intel, mientras otros jugadores de segunda fila y vendedores de estaciones de trabajo -incluyendo a IBM- ofrecerán algunos productos PowerPC. Si Motorola tiene éxito, podrán encontrarse, incluso, variantes de Windows, Windows NT, Workplace OS y Unix, corriendo tanto en procesadores Intel como en PowerPC. Eso significa que, finalmente, usted se encontrará desarrollando para Windows sobre Intel, Windows sobre Pentium, Windows sobre PowerPC, etcétera, etcétera.