Políticamente incorrecto

Está claro que el avance o aceptación del sistema operativo Linux en determinados entornos ha trastocado el escenario al que estábamos habituados. Un escenario con unos actores principales: Unix y Windows y algunos secundarios. Pero apareció Linux y se produjo una revolución. Unos, los ideólogos, lo acogieron como bandera contra una situación cuasi-monopolística; otros, simplemente, apostaron por el nuevo sistema porque les parecía mejor. Hasta aquí, la situación no parece extraña. Aunque, no hay que olvidar que para cualquier sistema operativo crezca deben existir aplicaciones y fabricantes que inviertan en él.
Eso está claro, y así ha ocurrido hasta ahora con Unix y con Windows. Los fabricantes o desarrolladores que apostaron y apuestan por esos sistemas operativos nunca lo ocultaron. Es más, ser socio de Microsoft imprimía –todavía imprime– de un claro prestigio. Así nació el mundo Wintel. Pero ¿qué es lo que ocurre con Linux? ¿Por qué muchos intentan ocultar su decidida apuesta por este sistema operativo? ¿Quizás piensen que si así lo hacen dejarían de ser favoritos de Microsoft? ¿Estamos frente a un sistema operativo políticamente incorrecto para el establishment del sector? Creo que esta política de ocultación de una realidad tan obvia es perjudicial no sólo para el que la ejecuta sino para la correcta evolución del mercado en general. Pienso, además, que aquellas empresas que practican esa política infravaloran el potencial de una compañía como Microsoft. ¿O es que creen que Microsoft no es consciente de que el escenario de los sistemas operativos está cambiando?

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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