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Plan TIC de Defensa

El significativo número de profesionales de compañías de nuestro sector –alrededor de 500, según los organizadores– que asistió al acto de presentación del Plan Director de Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones (Plan Director CIS) del Ministerio de Defensa, escuchó con singular atención las disertaciones sobre planes, programas, y proyectos a desarrollar, y tomó buena nota del periodo de tiempo asignado para su ejecución, 2003-2006, y el presupuesto disponible, unos 490 millones de euros. Porque ahora sí puede decirse que se ha dado el auténtico aldabonazo sobre la existencia y razón de ser del Plan. Se conoce objetivo y motivos, hay calendario de realizaciones, y se ha concretado el montante económico destinado a inversiones.
Dando por supuesto que el cliente ha elegido el Plan más idóneo entre los mejores posibles –tiempo ha tenido para ello, con número de compañías en el sector más que suficiente para diseñarlo a la perfección– ha llegado, además, en un momento crucial para los vendedores, por la desaceleración de la economía y el consiguiente descenso en la formalización de contratos. Por estas circunstancias, se justifica la expectación provocada por el Plan al contribuir a que quede abierto un amplio abanico de esperanzas para las empresas suministradoras ya que, por la diversidad de los proyectos a abordar, la gama de oportunidades puede alcanzar a todos ellos. Sin embargo, las mismas inquietudes, necesidades, y deseos por vender, acentúan la capacidad cabalística de los vendedores sobre posibles condiciones, exigencias y requerimientos del cliente al plantear cada una de las diferentes contrataciones. Temen que, al seleccionar plataformas, estándares, definir criterios, o fijar condiciones, no se dibuje un abanico de exigencias o requerimientos suficientemente claro, que cortaría o disminuiría en demasía las posibilidades de presentar ofertas a suministradores. El usuario debería hacer caso omiso de empresa o empresas consultoras interesadas que le pudieran aconsejar la inclusión de restricciones en los Pliegos de Prescripciones Técnicas (PPT) que le imposibilitarían disponer del número suficiente de concurrencia de ofertas para seleccionar en condiciones idóneas. Un buen PPT –redactado de forma tan clara y precisa que ayude a disipar temor a adjudicaciones preconcebidas, y a no intuir tendenciosidades– inspira confianza y anima a los potenciales candidatos. Y con esta fórmula que defiende el pragmatismo, sale ganando, indefectiblemente, el comprador. Seguro.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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