Peligro para el e-business si la infraestructura de TI no mejora
Las empresas se enfrentan a pérdidas de clientela
Para muestra, un botón: en una compañía tradicional, si un sistema cae, siempre existirán otros caminos para que se pueda continuar con la dinámica de venta establecida, con más o menos complicaciones. Sin embargo, en el caso del comercio electrónico, al caer el sistema arrastra al abismo al negocio, puesto que no se puede continuar vendiendo. Por todo ello, las compañías deben comenzar a pensar en solucionar problemas que hasta ahora (tales como el mantenimiento continuo de las redes), aunque podían ser, antes o después, solucionados, precisan actualmente de un continuo y seguido mantenimiento.
A pesar de todo, los analistas también son conscientes de que la disponibilidad de los sistemas no se puede conseguir al 100%. Pero encuentran un fallo en el planteamiento de los actuales responsables de las empresas: no miden la potencia y capacidad de sus recursos debidamente. De hecho, para los analistas, si esto se hiciera, se podría bosquejar un plan determinado de acción a partir del cual se sabría meridianamente el tiempo de fallo de los sistemas, el tiempo de arreglo o reinicio de los mismos y, a la vez, adelantar el trabajo que durante el tiempo de caída de los sistemas se pierde irremisiblemente. Por ello, el establecer una organización y unos procesos correctos de negocio es tan importante como la propia tecnología. Estas apreciaciones deben tenerse en cuenta si se observan los datos facilitados por Forrester Research respecto a la caída de sistemas, en los que se informa de que el coste por estas caídas para las principales empresas de Internet en EE.UU. llegó a los 8.000 dólares por hora, una cifra conservadora según los profesionales de TI si se considera la pérdida potencial de clientes al no poder acceder a esos productos.
Sin embargo, no todos los aspectos en el terreno del e-commerce y su relación con la infraestructura actualmente existente son negativos. Esta infraestructura permite a las compañías dedicadas, en todo o en parte, al comercio electrónico, introducir cambios en este negocio sin que, por ello, se tenga que paralizar el servicio ofrecido al cliente, incluso sin la necesidad de cambiar o modificar los recursos humanos encargados de este trabajo.