Objetivo: ser el número uno

Esta no es la primera vez que escribo sobre el deseo casi incontrolable de nuestros políticos por ser los primeros en algo. Da igual de lo que estemos hablando, el objetivo es salir a la palestra con la fuerza que imprime ser líder. Lo único es que estamos llegando a un punto en que ese objetivo –loable en muchos casos– ha provocado cierta perdida de congruencia en el mensaje. Me explico, cuando es obvio y notorio que la situación de España en cuanto a desarrollo de la Sociedad de la Información es bastante preocupantes y cuando parece ya claro que España no va a cumplir los objetivos de la Agenda de Lisboa, a lo que habría que sumar la casi total incapacidad para cumplir en fecha con la Ley de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios publicos, van nuestros máximos dirigentes en la materia –lease fomento del desarrollo de la Sociedad de la Información en España– con que el objetivo es que la Administración Española sea, ni más ni menos, que la número uno en el uso de software libre en Europa. ¡Pues que bien! Ya me dirán o me explicarán –seguro que lo intentan–para qué quieren que el país entero siga el ejemplo de una de las comunidades autónomas que, siendo fiel a ese mismo objetivo, no sólo lo consiguió sino que también se alzó con ser una de las comunidades que peores registros presenta en los análisis de desarrollo de la Sociedad de la Información y de acceso de la población a las nuevas tecnologías. Seguramente será por eso de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y, si además es político, el número de tropiezos puede crecer de forma exponencial.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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