Nuevas tarifas.
El Consejo de Ministros del pasado 23 de Abril aprobó las nuevas tarifas telefónicas que, si el Boletín Oficial del Estado no ha hecho una de las suyas, en el momento en que ustedes lean estas líneas ya estarán vigentes. Digan lo que digan, se nota la campaña electoral, y la nueva ofensiva publicitaria de Telefónica, con cambio de logotipo incluído. Unas tarifas con un incremento medio del 2,7% son, innegablemente, una buena noticia para los consumidores, aunque cuando se lee la letra pequeña de este promedio estadístico, la noticia deja de ser tan magnífica. Estas tarifas son una clara contradicción con la nueva postura mantenida por Luis Solana primero y por Cándido Velázquez después, los cuales, en tono lacrimógeno, reclamaban al menos subidas equivalentes al IPC y una fuerte reestructuración. Más o menos de tapadillo, la reestructuración va colando, pero habría que preguntar a los inversores internacionales que opinan de esta última subida, teñida descaradamente de tintes electorales. Y encima Telefónica, haciendo de la necesidad virtud, presume de ser una empresa preocupada por controlar el nivel de inflación del país. Cuando mañana lloren por sus márgenes comerciales y de explotación, ya veremos quién les escucha.