"Nuestras máquinas permitirán crecer hasta superar los 1.000 procesadores"

José Emilio Permuy, director de Servicios al Cliente

SGI alcanzó una facturación de 5.187 millones de pesetas durante el pasado ejercicio fiscal 1999, lo que supone un incremento del dieciocho por ciento en relación a las cifras del año anterior.
Estos resultados avalan la trayectoria de la compañía en España, que continúa su línea ascendente con una penetración cada vez mayor en el mercado, especialmente en las áreas de Gobierno, Grandes Cuentas, Universidad, Telecomunicaciones, Industria, Televisión y Posproducción.

¿Qué bazas ha jugado la compañía para saldar el ejercicio 1999 con más de 5.000 millones de facturación?
- Fundamentalmente las de la tecnología que diseñamos y los profesionales con los que contamos en nuestras filas. En base a ellos pudimos firmar durante el ejercicio fiscal 1999 importantes acuerdos con empresas como Retevisión, Jazztel, Universidad de Valencia, EUVE, CNN+, Canal 24 horas de TVE, la empresa de fabricación de motores Roll Royce ITP, Gedas, etc.
Asimismo, SGI ha alcanzado acuerdos de distribución mayorista con las compañías Ingram Micro e Illion y hemos definido aún más nuestra línea de negocio, claramente dirigida a los sistemas operativos UNIX y NT, y a LINUX, que para la compañía es el sistema del futuro.

A los logros del pasado año cabe sumar el Certificado de Registro de Empresas de AENOR. Coméntenos qué ha supuesto su obtención.
- Cuando nos planteábamos la obtención del Certificado, dos objetivos estuvieron guiando la iniciativa, por un lado alcanzar algo irrenunciable en los días que corren, y por otro la oportunidad de pensar sobre las cosas que veníamos haciendo y escribirlas, leerlas, criticarlas y rescribirlas. De esta forma, nos dimos cuenta de que hay cosas mejorables, procesos que se pueden saltar o acortar, circuitos quizás demasiado largos. Así que no sólo tenemos un título, sino que lo que representa nos ha sido de gran utilidad. Su obtención nos ha permitido mejorar y agilizar mucho más ciertas cosas, algunos trabajos. En definitiva, enjuiciar nuestra dinámica para mejorar el día a día. Un ejemplo de las consecuencias de esta acreditación de AENOR es que hemos recogido en nuestra web interna una descripción de todos los procesos, personal, tecnología,... Todo está especificado y definido y las facilidades que brinda al personal son tremendas, incluso de cara a nuestros clientes. Así, hace poco hemos contratado a bastante gente y se han acomodado en sus respectivos puestos de trabajo en dos días. Lo que hace unos años conllevaba mucho más tiempo y esfuerzo, ahora se ha simplificado tremendamente.

Tras una década en España hemos visto a la compañía cambiar de nombre y recientemente relevos en la cúpula directiva. ¿Tanto movimiento esconde a una renovada SGI?
- En primer lugar, nuestra denominación legal sigue siendo Silicon Graphics, mientras que SGI es la marca comercial. Este simple cambio de nombre responde a nuestra intención de acercarnos al mercado de una forma más global, separarnos de la tendencia de identificar la compañía con gráficos para ir a algo más. Es cierto que somos una compañía líder en el suministro de soluciones de procesamiento visual, pero no es menos cierto que desde hace ocho años somos unos de los primeros suministradores de sistemas de computación en el mundo. Disponemos de servidores de altas prestaciones para un amplio rango de aplicaciones en entornos científicos, técnicos, multimedia y comerciales y suministramos tecnología punta en servidores multimedia así como aplicaciones comerciales, tanto de forma directa como a través de canales de distribución.
Por lo que respecta a los cambios en la cúpula no se trata de un efecto en cadena. A nivel corporativo hemos vivido una época bastante movida. El último CEO que dirigió la compañía, Richard Belluzzo, defraudó las expectativas de empleados y accionistas. Ahora ha recuperado el control una de las viejas glorias de SGI, Bob Bishop. Bishop cuenta con la confianza de todos nosotros en su capacidad de liderazgo y amplia experiencia en ventas y marketing dentro del sector, al tiempo que conoce exhaustivamente la compañía, sus usuarios y su tecnología, lo que hacen de él la persona idónea para dirigir SGI.
En cuanto al relevo en España, José Ángel Cortijo ha asumido la dirección general en sustitución de Joaquín Catalá que abandonó la compañía para tomar otros rumbos profesionales.

Con ellos al mando, ¿qué retos afrontará su empresa?
- Bueno, los planes pasan por seguir trabajando en el desarrollo de servicios profesionales, haciendo hincapié en vender soluciones al cliente, al tiempo que nos planteamos crecer del orden de un 20% en facturación, beneficios y extendernos.
Entre las prioridades de Bishop destaca la creación de una línea de productos mucho más sólida. En este sentido, a finales de agosto anunciamos una línea de productos, tanto en servidores de computación como en estaciones de trabajo, con la que creemos que vamos a lograr posicionarnos mucho más de lo que lo estamos ahora mismo.
En nuestro país, nuestra intención es dar especial relevancia al sector de las telecomunicaciones, de fuerte crecimiento, y al de Gobierno, esperando continuar con un crecimiento sostenido del 10% anual.

¿Trasladareis vuestro negocio a la red?
- Nos lo hemos planteado pero la problemática que encierra no nos compensa. Además, nuestros productos, incluso los más baratos, no son de consumo, e Internet no es el medio más idóneo para su adquisición. El comprador requiere un trato más personal y cercano. Al final se decidió que tampoco era la experiencia de la compañía por la tradicional importancia de la venta directa. Ahora hemos mejorado mucho el canal, especialmente en España, pero quizás el paso a Internet sea un salto mortal.

¿Qué innovaciones presentan los nuevos lanzamientos?
- Ofrecemos un paso más en la familia Origin bajo arquitectura NUMA. Los Origin 3000 pueden crecer hasta superar los 1.000 procesadores, frente a los 256 que tenían como límite los Origin 2000. La nueva generación ofrece por tanto, más escalabilidad, potencia, facilidad para dar mantenimiento a las máquinas y conseguir que funcionen el mayor tiempo posible. Además, las máquinas resultan más baratas, pequeñas y manejables.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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