"No invertir en TIC es más arriesgado que hacerlo"
Michael Schrage, co-director del MIT Media Lab
¿Cómo ayuda el I+D a maximizar el ROI de las empresas?
- Desafortunadamente, el incremento del gasto en investigación y desarrollo no garantiza un aumento del retorno de la inversión. Lo mejor que pueden hacer las compañías a la hora de invertir en I+D es observar cómo sus mejores y también más inteligentes clientes son capaces de adoptar, adaptarse y personalizar los productos y servicios que ellos les proveen.
Muchas compañías todavía son reacias a invertir en nuevas tecnologías, pese a que a largo plazo, les genere rendimientos. Y es que el miedo a no conseguir un ROI rápido y efectivo es superior a la apuesta por la innovación y el desarrollo. ¿Cómo incentiva a las empresas a que cambien este punto de vista?
- No estoy del todo de acuerdo. Creo que las compañías sí están decididas a apostar por conseguir un rápido y rentable retorno, fruto de la inversión en investigación y desarrollo. En lo que yo disiento en comparación con muchas de ellas es que creo que es fácil y barato conseguir sacar más valor añadido del I+D.
¿Qué prototipos o modelos de simulación utilizan las compañías para adoptar la innovación?
- Paulatinamente, más y más compañías de todo el mundo están utilizando prototipos digitales, desde modelos de diseño asistido por ordenador, hojas de cálculos o procesos que modelan técnicas de desarrollo, con el fin de “ensayar” sus ideas innovadoras antes de que sean trasladadas al mercado.
¿Cómo define el nivel de innovación tecnológica entre las empresas españolas?
- Hay muchas, pero muchas compañías inteligentes e innovadoras en España. Sin embargo, sería absurdo hacer generalizaciones sobre España, al igual que lo sería en el caso de Estados Unidos, pese a que lo conozco bastante bien.
¿En qué grado nos encontramos en comparación con otros países de Europa o de Estados Unidos?
- Déjeme responder a esta pregunta de forma directa. El hecho de que muchas compañías innovadoras de Estados Unidos, Reino Unido, Japón y otras partes del mundo estén invirtiendo en España como un partner de diseño, y no sólo como mercado, hace pensar que España lo está haciendo bien. Cuando las compañías inviertan en este país simplemente para ampliar su presencia en el mercado, será el momento de preocuparse.
¿Hasta qué punto la innovación es prioritaria para el desarrollo de la Sociedad de la Información?
- La innovación no es lo que los innovadores hacen, sino lo que los clientes adoptan. El símbolo de que una sociedad es innovadora es su apertura a lo novedoso y a los riesgos inteligentes, más que al número de patentes que sus universidades puedan tener.
Usted considera que la verdadera innovación no es tanto tener buenas ideas, como conseguir implementarlas. ¿A qué se debe la resistencia al cambio por parte de las empresas?
- Esta reticencia a nuevos retos que supongan novedades se cimenta en que, habitualmente, es más barato y más fácil no cambiar. Desde cierto punto de vista, se trata de una mezcla comprensible de miedo, riesgo y coste.
Pero, ¿cómo es posible “implementar” la innovación?
- Poco a poco, no de una sola vez.
Pese a que tradicionalmente en España, la Administración se mostraba más reticente a los cambios y a la apuesta por las TIC, en los últimos años se ha registrado un cambio sustancial y hemos asistido a la inversión y al desarrollo por su parte. ¿A qué cree que se debe?
- En mi opinión, los administradores inteligentes que miran en el mundo entero y ven qué está pasando, piensan que no invertir en TIC es más arriesgado que hacerlo. En resumen, podemos decir que es más seguro ahora.
¿Cuál es desde su punto de vista el futuro de las estrategias de innovación?
- En mi opinión, el cambio más importante en la innovación estratégica es que las TIC permiten a las compañías direccionar, de forma más rápida, más asequible y más enfocada, los proyectos, tanto con sus clientes, como con sus proveedores. En definitiva, podemos aprender más rápido, mejor y más barato. De esta manera, la estrategia será conducida más desde arriba que ejecutada desde abajo.