Nicholas Negroponte, director del Media Lab del MIT
"Los gobiernos tienen un desconocimiento total de lo que significa el mundo digital"
Está en cabeza de cartel del ranking de conferenciantes, gurús y visionarios más solicitados de todo el mundo. Su agenda es imposible y acceder a él casi un milagro, pero aprovechando su presencia en Madrid, donde recaló para pronunciar la conferencia "La revolución digital: cómo la tecnología de la información está transformando su organización, sus mercados y su competencia", ComputerWorld tuvo la oportunidad de intercambiar impresiones con el Director del Media Lab del MIT (Massachusetts Institute of Technology).
Frente al "ciberoptimismo" que usted encarna han surgido voces como la de Jeremy Rifkin que en su libro "El fin del trabajo", vaticina cómo la tercera ola de revolución tecnológica que vivimos hoy en día fomentará las desigualdades sociales y generará una élite de trabajadores del conocimiento. ¿Qué opina al respecto?
- Conozco a Jeremy Rifkin, pero no he leído su libro. Para comprender mi "ciberoptimismo" es necesario entender de donde vengo. Mi entorno está impregnado de personas jóvenes, apasionadas con lo que hacen. Viajo por todo el mundo y lo que más me llama la atención es ver como en países en vías de desarrollo la tecnología está siendo uno de los principales motores de la riqueza y el conocimiento. Resulta sorprendente como en Africa, ya desde las escuelas los niños disfrutan de una conexión a Internet que les supone una ventana de conocimientos al mundo. Por supuesto que soy optimista, creo en todo lo que digo. Las teorías de Jeremy Rifkin en las que asegura que la tercera ola tecnológica generará una élite dominante de trabajadores del conocimiento son propias de alguien que realmente vive como un ermitaño, aislado del contacto con las capas más jóvenes de la sociedad, que es donde está el futuro. De cualquier forma es lógico y normal que siempre que se ha intentado dinamizar la sociedad con nuevas ideas y nuevas opciones hayan surgido voces apocalípticas contra ellas. Pero el futuro está en manos de las nuevas generaciones que no tienen esos prejuicios en aceptar la realidad. Serán los niños quienes introduzcan los ordenadores en los hogares, ya que el 20% de las decisiones que se toman en occidente se deben a ellos.
Usted habla de la descentralización de Internet como una ventaja ¿pero no existe algún peligro o alguna amenaza en torno a este hecho?
- La naturaleza y todos los grupos humanos desde sus orígenes han tenido que enfrentarse al desorden, pero dentro del caos siempre hay una tendencia interna a la organización que con el paso del tiempo acaba dando asociaciones y relaciones de distinta índole. Internet no es diferente y no creo que esto sea ni bueno ni malo. La grandeza de Internet es su incontrolabilidad, a pesar de los esfuerzos de algunos estamentos políticos por intentar tomar medidas en contra de ciertos contenidos de La Red como los típicos de la pornografía y la violencia.
La clase política tiene muy poca idea de lo que significa el mundo digital y ustedes tienen el ejemplo en Europa con los intentos del gobierno alemán de poner veto a Compuserve. Internet no se puede controlar desde el centro porque no hay centro posible. Se pueden controlar los bordes y crear los medios, por ejemplo, para que las familias puedan decidir lo que no quieren ver. Hay que tener dos cosas en mente: son los individuos los que tienen que elegir, no los gobiernos, y hay que suponer que el uso de Internet en su mayor parte se realiza para fines honrados.
Ni PC ni NC
Usted ha comentado alguna vez que llevar a cabo una actualización de Windows 95 fue una de las peores experiencias que ha experimentado en su vida y que no entiende el porqué de la formación de ese imperio Microsoft/Intel. ¿Significa eso que usted está más cerca de la opción del Network Computer?
- La verdad es que mi teoría es que los dos dispositivos están equivocados. Para mí la opción más correcta sería una especie de ordenador escalable. Un sistema que partiera de una dimensión muy pequeña, que se pudiera regalar a un niño, y al que pudieran incorporarse unidades de disco y las navidades siguientes añadir mejoras, de forma que cuando un individuo llegase a la universidad tuviera ya unos conocimientos de computación muy avanzados porque ha conocido ese lenguaje desde niño.
¿Las nuevas tecnologías fomentarán la creación de una sociedad más comunicada pero más aislada desde el punto de vista de las relaciones personales?
- Lo que va a ocurrir es que hablaremos menos tiempo cara a cara, pero el tiempo que emplearemos en el contacto personal será de mayor calidad. Parto de la base de que está demostrado que los niños que utilizan Internet desarrollan también una mayor y mejor sociabilidad, son más despiertos, más curiosos, y más propensos al intercambio de experiencias.
¿Qué significa para usted disfrutar de un tiempo de mayor calidad?
- Un tiempo en el que el intercambio de conocimientos entre las personas será más ventajoso para los individuos que participan en esa relación.
Esa afirmación parece a simple vista muy utilitarista y dependerá también del concepto que de "ventajoso" tenga cada individuo. También habrá que tener en cuenta las diferencias de cultura.
- Eso es cierto. Los países del sur de Europa, por ejemplo, han desarrollado una forma de vida que en la teoría y a veces en la práctica suele considerarse como la ideal: buen clima, buena gastronomía, unas relaciones comunicativas muy desarrolladas...Pero el resto del mundo no se encuentra en las mismas condiciones. Hay zonas en las que el frío convierte a los hogares en búnkeres personales y países en los que la población, al margen de las grandes ciudades, está muy diseminada, como es el caso de Estados Unidos. Entonces, ¿qué ocurre? que las comunicaciones aseguran esos vínculos que no son ni mejores ni peores que los interpersonales, simplemente distintos.
¿Cree que todo lo tecnológicamente viable es aplicable?
- Eso es difícil de decir si nos referimos a un contexto tecnológico y científico amplio. Estoy seguro de que vamos a encontrar aspectos en la ingeniería genética que entran en contradicción con principios morales y éticos pero en el mundo de las telecomunicaciones y de la informática es todo mucho más sencillo.
La vieja Europa
Usted ha mencionado que su entorno está totalmente impregnado de entusiasmo hacia el mundo digital pero ¿cuál es la respuesta que encuentran sus teorías en el resto del globo?
- La realidad que he encontrado es que la actitud de Europa hacia el mundo digital es deprimente. Es cierto que contemplar el cuadro que presenta este área de cara a su implicación con ese mundo digital ratifica su denominación de viejo continente. Europa esta sumida en sus gloriosas ruinas históricas mientras Latinoamérica y Africa asumen con entusiasmo las posibilidades de desarrollo que les ofrece la conexión a redes como Internet. Hace poco estuve en Tokyo en una reunión del G7 en la que también había representación de niños de los siete países más industrializados y resulta que el principal interés de los niños franceses era trabajar para el gobierno.
No confía usted demasiado en los gobiernos, es la segunda vez que menciona a la clase política de manera un tanto despectiva.
- Es que no pueden hacer nada, y esto no significa que yo sea un elemento subversivo, ni un libertario o un anarquista.
¿Y no cree que en lugar de fomentarse el desarrollo en los países menos avanzados, la tecnología puede fomentar una colonización cultural?
- Tiene gracia, porque esas teorías parten tanto de apocalípticos como Jeremy Rifkin como de algunas áreas de los gobiernos supuestamente concienciadas con el respeto a las culturas autóctonas. Hay mucho de hipocresía en estos movimientos, especialmente cuando esos mismos gobiernos hace no tanto