Moncloa, ¿dígame?

No deja de resultar sorprendente -algunos dirían que lamentable- que cuando desde Moncloa se ha intentado impulsar iniciativas de desarrollo de la Sociedad de la Información se haya recurrido siempre a las empresas suministradoras de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones como elementos de referencia. Sólo hay que recordar el “comité de sabios” que bajo los auspicios del entonces Ministro de Industria, Josep Piqué, se nutrió de importantes representantes del sector informático nacional. Juan Soto (Hewlett-Packard), Carles Mira (Lucent), Eduardo Montes (Siemens) o José María Vilá (SEDISI) participaron en la definición de la política del Gobierno anterior en todo lo relativo a la Sociedad de la Información, una línea de acción que empieza ahora a ejecutarse bajo la dirección de la Ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés. Nada que objetar, si también se hubiera tenido en cuenta en Moncloa las opiniones de otros actores sociales -empresas usuarias, internautas, abogados, docentes, sindicatos, asociaciones de consumidores, consultores, etc.- que podrían haber aportado un punto de vista diferente a la hora de definir cómo debe efectuarse el desarrollo de la Sociedad de la Información en España. Temas como la seguridad y privacidad de los datos, la defensa de la propiedad intelectual en Internet, la escasez de profesionales de Tecnologías de la Información o la necesidad de desarrollar una infraestructura de telecomunicaciones adecuada, exigen las aportaciones de colectivos y profesionales agrupados bajo el genérico de “la demanda”.
La progresiva involucración -y la cada vez mayor capacidad de influencia- de organizaciones como la Asociación de Internautas en la definición de muchas de las políticas de desarrollo de la Sociedad de la Información debe interpretarse como el camino correcto en el laborioso proceso de definición de lo que debe ser la Sociedad de la Información del futuro.