Más allá de los límites de la biología
A por la versión 2.0 del cuerpo humano
Hasta hace relativamente poco tiempo no hemos tenido las herramientas necesarias para analizar el cerebro con suficiente resolución. Pero ahora hay cinco o seis nuevas tecnologías de escáner. Por primera vez, podemos ver al cerebro en el momento de crear nuestros pensamientos. La cantidad de datos que reunimos acerca del cerebro se dobla cada año. Conforme recibimos los datos de determinadas regiones, podemos crear bastante rápidamente modelos matemáticos detallados. Haciendo una estimación conservadora, podremos tener una simulación detallada bastante exacta de todas las regiones del cerebro a finales de 2020.
Diez cuatrillones (1016) de operaciones de cálculo por segundo son suficientes para emular todas las regiones del cerebro. Japón acaba de anunciar dos superordenadores que serán capaces de ello en 2010. La pregunta está en el aire: ¿somos lo suficientemente inteligentes como para entender nuestra propia inteligencia? Quizás ese sea uno de los requisitos de los sistemas complejos: no pueden ser tan complejos como para que no se puedan entender a sí mismos. Pero resulta que ese no es el caso.
Futuro del PC
Una vez superemos la Ley de Moore, utilizaremos computación molecular en 3-D (a finales de 2040), una pulgada cúbica de circuito de nanotubo será 100 millones de veces más poderoso que el cerebro humano. En lo que respecta al software, las máquinas (en 2030) serán capaces de acceder a su propio código fuente y mejorarlo a través de un ciclo de diseño constante y en continua aceleración. Así pues, en último término, estos sistemas acabarán siendo mucho más inteligentes que los humanos y combinarán las ventajas de la inteligencia biológica y la no biológica. La informática será una red global de elementos de computación y cada vez que quiera, podrá, por ejemplo, acceder a un millón de ordenadores en 400 milisegundos.
A principios de la próxima década, las imágenes se mostrarán directamente en nuestras retinas. ¿Cómo se puede hacer las pantallas verdaderamente pequeñas pero grandes a la vez? Colocándolas en las gafas y proyectando las imágenes directamente a la retina.
En un futuro más próximo, los ordenadores se ajustarán a nuestra ropa y nuestro entorno y serán muy pequeños. Los humanos se fundirán con la tecnología.
Hoy en día ya somos capaces de insertar máquinas inteligentes –nanorobots– en la corriente sanguínea. A finales de 2020, estos aparatos tendrán suficiente capacidad de computación, comunicación y robótica. Glóbulos blancos nanorobóticos podrían descargar software para una determinada enfermedad y destruirla en cuestión de segundos, en comparación con las horas que tardan nuestros glóbulos blancos biológicos. Y podríamos tener billones de nanorobots en el cerebro a través de los vasos capilares. Aumentarán nuestras funciones cognitivas y realmente expandirán la inteligencia humana.
Seremos capaces de ir más allá de los límites de la biología y remplazar su actual “cuerpo humano, versión 1.0” con una versión 2.0 dramáticamente actualizada, que permitirá una extensión radical de la duración de nuestras vidas. Llegados a este punto, un escenario posible sería conseguir realidad virtual dentro de nuestro sistema nervioso. Los nanorobots pueden cerrar las señales que vienen de nuestros propios sentidos y sustituirlas por las señales que estarías recibiendo si estuvieras en un entorno virtual. Puedes mover tu cuerpo virtual en el entorno virtual, y esto incorporará los cinco sentidos así como los correlatos neurológicos que desembocan en emociones. Se podrá ir con otra persona en busca de cualquier tipo de encuentro. Y se podrán archivar las experiencias.