Mac, diez años.

El Macintosh de Apple, aquel revolucionario ordenador personal que diseñara Steve Jobs (quien por cierto ha tenido que abandonar la fabricación de equipos NeXT para dedicarse exclusivamente al software) va a cumplir muy pronto diez años. El Mac supuso una radical toma de postura sobre lo que significaba el ordenador personal, y desde el 84 hasta ahora esa idea se ha mantenido firme, en contraposición a la de IBM/Microsoft, y con una reconocida preeminencia técnica sobre ésta.

Pero la irrupción explosiva de Windows, de los entornos gráficos en general, ha hecho menos ostensibles, menos radicales las diferencias entre los dos modelos de PC. En un mercado de hardware a precios mínimos y un amplísimo catálogo de aplicaciones basadas en Windows, Apple ha tenido que moverse mucho para mantener las distancias y seguir vendiendo, como ha hecho siempre, en base a la diferencia.

Para empezar, ha diversificado acertadamente su gama. Con los Classic en la parte baja, los LC y los Centris como equipos medios y los Quadra como oferta de altas prestaciones, sin olvidar los portátiles PowerBook, Apple compite hoy eficazmente en todos los segmentos del mercado. Pero su mensaje diferenciador sigue estando en el software básico más que en el hardware. Con el lanzamiento del sistema operativo System 7 en mayo de 1991, la compañía puso las bases para adaptarse en el inmediato futuro a las crecientes demandas de los usuarios, e introducir nuevas funciones con las que mantener esos cuerpos de ventaja que siempre ha tenido sobre los PCs convencionales.

Pronto veremos en acción ampliaciones del System 7 como el AOCE (Apple Open Collaboration Environment), cuya misión es hacer de las comunicaciones algo plenamente integrado en el ordenador personal. Se trata de un marco estándar para el acceso a datos externos desde el Mac, que inicialmente se plasmará en un correo electrónico y un sofisticado sistema de directorios. Los usuarios podrán intercambiar mensajes con otros sistemas, sin salir de las aplicaciones, incluyendo fax, ficheros QuickTime o anotaciones vocales si lo desean. Apple planea también una actualización radical del sistema de presentación QuickDraw, la incorporación de un lenguaje de script que permita automatizar tareas y relacionar aplicaciones, así como la posibilidad de arrancar un Mac a través de la red y cargarle inicialmente con el perfil personalizado de software que requiera.

Y un poco más allá, quizá tan pronto como a primeros del 94, es posible que Apple presente su primer Mac basado en el PowerPC, el procesador RISC diseñado por Motorola e IBM. Quizás este Mac incorpore ya, como software básico, PowerOpen, ese derivado de Unix en el que han estado trabajando activamente Apple e IBM durante más de dos años. Sería una buena manera de celebrar su décimo aniversario.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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