Los jóvenes trabajadores traen consigo prácticas de riesgo en materia de seguridad
Los estudiantes universitarios y jóvenes empleados acceden a Internet y las redes sociales con menor conciencia de las amenazas de seguridad, creando nuevos retos para las organizaciones.
Siete de cada diez jóvenes trabajadores ignoran con frecuencia las políticas de TI, y uno de cada cuatro es víctima de un robo de identidad antes de cumplir los 30 años. Estos procupantes datos los ha revelado la tercera parte del estudio Cisco Connected World Technology Report que desvela algunas claves sobre la actitud de la nueva generación de trabajadores hacia las políticas de TI y su influencia directa sobre las amenazas a la seguridad empresarial.
Se trata de una generación que ha crecido con Internet, que aboga por la flexibilidad para trabajar en cualquier momento y lugar y que en el entorno de trabajo realiza actividades personales. Su manera de actuar compromete la seguridad de la empresa o su propia seguridad, algo que preocupa cada vez más a las organizaciones. Su comportamiento incluye diversas actividades que conllevan riesgos, como el uso de las conexiones inalámbricas de los vecinos, la ubicación frente a oficinas para acceder gratuitamente a redes WiFi o el uso de dispositivos de otras personas sin su supervisión.
Teniendo en cuenta que al menos uno de cada tres empleados (el 36 por ciento) reconoce no respetar a sus departamentos de TI, las políticas corporativas tradicionales se encuentran en un punto de inflexión, ya que a su vez deben responder a la mayor demanda de flexibilidad para acceder a redes sociales y disponer de los recursos corporativos de forma remota utilizando cualquier dispositivo.
Quizá como resultado directo de la pérdida de límites a la privacidad, casi uno de cada cuatro estudiantes universitarios (el 24 por ciento) y jóvenes trabajadores (el 23 por ciento) a escala global es víctima de un robo de identidad antes de los 30 años. Cuando la muestra se amplía a un mayor número de personas, dos de cada cinco estudiantes universitarios afirman tener amigos o familiares que han sufrido un robo de identidad. Las siguientes conclusiones del Informe proporcionan una mayor visibilidad sobre la frecuencia de robos de identidad en esta generación.
Asimismo, uno de cada tres estudiantes universitarios (el 33 por ciento) no dan importancia a compartir información personal on line, creen que los límites a la privacidad se están desdibujando o simplemente no piensan en la privacidad. Esto proporciona una orientación sobre cómo pretende gestionar la información on line la próxima generación de trabajadores, algo que puede influir no sólo en sus actividades personales sino también en las laborales.
Por otro lado, entre aquellos que conocen las políticas de TI, siete de cada diez jóvenes trabajadores admiten saltárselas con cierta regularidad. La razón más citada para ello es la creencia en que no están haciendo nada malo (33 por ciento), mientras uno de cada cinco (el 22 por ciento) se excusan defendiendo la necesidad de acceder a programas y aplicaciones no autorizados para poder cumplir con su trabajo y un 19 por ciento admiten que las políticas no se hacen cumplir. Igualmente, un 18 por ciento de los encuestados dicen no tener tiempo para pensar sobre las políticas de TI mientras están trabajando, el 16 por ciento creen que cumplir dichas normas no es conveniente, quince de cada 100 simplemente se olvidan de las políticas y un 14 por ciento las incumplen porque sus jefes no les están vigilando.
Robarle Internet al vecino
Casi uno de cada cuatro estudiantes universitarios (el 23 por ciento) han solicitado a su vecino acceso a su ordenador o a su conexión de Internet, y prácticamente uno de cada cinco (el 19 por ciento) admiten haber accedido a la conexión inalámbrica de algún vecino sin permiso. Cerca de uno de cada cinco estudiantes universitarios (el 19 por ciento) afirman situarse junto a comercios para usar una conexión wireless gratuita. El 9 por ciento ha pedido a un desconocido usar su teléfono móvil. En total, dos de cada tres jóvenes trabajadores (el 64 por ciento) han tenido al menos uno de estos comportamientos arriesgados.
Más de la mitad de los trabajadores encuestados (el 56 por ciento) admiten haber permitido a otros utilizar sus equipos sin supervisión: a familiares, amigos, colegas de trabajo o incluso a gente que no conocen. Pero los estudiantes universitarios reflejan un comportamiento incluso más arriesgado: más de cuatro de cada cinco (el 86 por ciento) admiten haber permitido a otros usar su ordenador sin supervisión, lo que indica una tendencia al alza a medida que la nueva generación de trabajadores accede al mercado laboral en los próximos cinco años.