Los interrogantes de la operación IBM-Retesa
La compra de Retesa al Banco de Santander por parte de IBM, y la posterior noticia de la constitución de una Asociación de Interés Económico (AIE) entre dicho banco y Banesto para la progresiva integración de los Sistemas de Información de las dos entidades, ha dado lugar a interpretaciones diferentes sobre la estrategia y fines del Santander con ambas operaciones. En un extremo, se sitúan quienes califican la venta de la filial como una hábil añagaza para obtener plusvalías, al tiempo que se llenaba el vacío creado en la operativa informática del banco con la aportación de la asociación. Para ellos, el anuncio de la constitución de ésta estaba supeditado a la culminación de las fases que materializarían la decisión tomada respecto a Retesa. En el contrapunto, se ubican los que intuyen la intención de completar un proyecto de outsourcing iniciado con la contratación de Andersen Consulting, facilitando a IBM la posibilidad de compartir dicha actividad.
En este tipo de situaciones no siempre se llega al meollo de la casuística que aclara y justifica la decisión. Pero en este caso se observa un principio de coherencia con la idea del banco de que alguien de fuera asumiera la gestión informática, asunto cuyo proceso ya inició hace algún tiempo. Este objetivo, y el no menos importante de la rentabilidad, han propiciado la venta de Retesa. Está por ver cuales serán las funciones específicas de la AIE creada pero, parece claro deducir que ni va a suplantar, ni a interferir en las misiones que por contrato haya asumido IBM Global Services.
IBM ha adquirido Retesa porque su penetración en el banco, en el área servicios, es pequeña y necesitaba incrementarla significativamente cuanto antes. Pero habrá procurado asegurarse que, durante un determinado número de años, la facturación de Retesa con el Santander -que supera los dos mil millones de pesetas anuales- no descienda. IBM habrá tenido sumo cuidado en dejar diáfanas las cláusulas contractuales para que sus sucesivas metas de negocio no pierdan ni vigor ni alcance. Porque, después del tiempo cautelosamente previsto como de garantía de continuidad, podrá decidirse a competir, con mayores probabilidades de acierto, con quien le lleva la delantera en cobertura y facturación.
De todos modos, aunque Retesa pase a integrarse orgánicamente en IBM Global Services, parece aconsejable que funcionalmente disponga de autonomía absoluta para desenvolverse a su libre albedrío por los entornos del banco Santander. Conoce a la perfección al cliente y sabe hasta qué punto, con el respaldo de IBM, puede adquirir nuevos compromisos y aceptar proyectos sin ningún tipo de limitación. El reto está servido.