Los grandes dilemas de los desarrolladores (1): Elegir qué características incluir en las aplicaciones

En tanto la tecnología evoluciona, también lo hacen los dilemas a los que se enfrentan los desarrolladores. Cada elección, desde la plataforma de sirva de almacén de datos a la cantidad de control que dar a sus usuarios, todo el proceso de desarrollo está lleno de preguntas. Y gracias a la nube, el aumento de la tecnología móvil y la aceleración de los cambios tecnológicos, parece que el mundo de la programación se enfrenta a grandes dilemas en los tiempos que llegan.

Por ello, en ComputerWorld ofreceremos un serial especial con los grandes dilemas de los desarrolladores hoy en día. He aquí la primera entrega:

Dilema de los desarrolladores Nº1: 
Elegir qué características incluir en las aplicaciones

Todo el mundo quiere que el código de una aplicación sea rico en características, que proporcione cuantas más funciones mejor, pero nadie quiere pagar el coste de la gestión y la programación de todo ello.

Cualquiera que haya tratado de construir algo tan simple como una aplicación para controlar cuatro botones a distancia sabe la cantidad de tiempo que se necesita para diseñar algo así de simple. Sin hablar de una aplicación más elaborada y con mayores exigencias. Y por si no fuera poco, si se les acaba ofreciendo a los clientes todas las opciones que desean, después aparecen las quejas por haber demasiadas opciones y confusión acerca de para qué sirve cada campo o cada elemento. Lo ideal es hacer algo bastante fácil de comprender intuitivamente, pero por desgracia, la creación de algo intuitivo para aquellos que son propensos a pedir demasiado de su software es casi imposible.

Los desarrolladores suelen alegar en ese sentido al viejo dicho del “10.000”: Cualquier cosa que valga la pena requiere de al menos 10.000 horas de trabajo para llegar a ser realmente posible. Sin embargo, los clientes o los contables de la empresa suelen dedicar más tiempo a redactar un comentario desfavorable sobre la aplicación que tratar de entender las características y el funcionamiento de la misma, incluso si son las funcionalidades que ellos mismos han pedido.

Lamentablemente, lo ideal puede ser a menudo convencer a su cliente de que en realidad no desea la característica que ha solicitado. Después de todo, Twitter sigue ofreciendo un sistema que impone un límite de 140 caracteres, ridículo en la era del terabyte, y ha logrado un éxito sin precedentes en la era de los medios sociales.

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Cada día, una nueva entrega de este serial. Las próximas entregas las podréis ver aquí.