Las claves de la tecnología de identificación por radiofrecuencia
Se trata de unas pequeñas etiquetas que tienen la capacidad de mostrar directamente en la pantalla del ordenador toda la información sobre la ubicación exacta de los productos, ya se trate de un pedido de botellas de aceite, una pieza de avión o, incluso, un camión cisterna con sustancias peligrosas. Esta tecnología modificará, sin ninguna duda, nuestra forma de trabajar y vivir, por lo que es una buena idea analizar todos los elementos que la conforman, es decir la red, los datos y el almacenamiento.
• la red. Muchas compañías que utilizan tecnología RFID han ido incorporando nuevas prestaciones a sus procesos de fabricación y almacenamiento durante años. Sería lógico suponer que poseen el sistema de red necesario para soportar esta nueva tecnología. Sin embargo, ¿es así realmente? Para empezar, el lector de etiquetas activa 96 bits de información y los envía a un servidor de acceso. Este servidor recibe todas las entradas, desde diferentes ubicaciones, correlaciona múltiples operaciones de lectura y las filtra para validar cada elemento, evitando así lecturas múltiples.
Toda esta información, a su vez, se envía a otro servidor que recoge los datos que van camino a la sede central de la empresa. Dicho servidor almacena los datos y hace que estén disponibles para su análisis –especialmente si se produce una caída de red–, de forma que no se pierdan.
Desde aquí, los datos son transmitidos al servidor corporativo, donde pueden ser transferidos al sistema de gestión de almacenes. Ahí es donde esta información vital entra en juego en los procesos de envío, recepción, inventario, control y facturación. Dichos datos, a su vez, son intercambiados entre los cientos, o incluso miles de compañías con las que se mantienen relaciones comerciales de compra y venta de productos, cada día… cada hora… cada minuto.
Aquellas empresas más grandes tienen la infraestructura de red necesaria para gestionar tecnología RFID, pero muchas veces sus redes no abarcan el almacén. Por otra parte, muchas pymes no disponen de redes de ningún tipo. En definitiva, es la red la que mueve los datos, de forma segura y fiable, y se espera de ella un rendimiento inmejorable, por lo que poder aprovechar las ventajas de la tecnología RFID depende de ella.
• los datos. La clave de la gestión de datos para RFID es su naturaleza altamente distribuida. Por definición, la información relacionada con RFID se generará, de forma continua, a través de toda la cadena de distribución a nivel mundial.
• el almacenamiento. Las ventajas de RFID dependen de la mejora de los procesos de negocio como consecuencia de disponer de más información. Por ello, una parte de la planificación de una infraestructura RFID robusta es la estimación de la cantidad de datos nuevos que una empresa piensa recoger y utilizar. En el caso de una implantación progresiva, es probable que los requisitos de almacenamiento iniciales no lleguen a saturar la capacidad existente, pero a medida que la adopción de RFID crezca, las empresas necesitarán una mayor capacidad en los servidores y el almacenamiento.
El éxito de la implantación de una solución que utilice tecnología RFID depende, en primer lugar, de que se tomen en cuenta todos estos elementos (red, datos, almacenamiento) además de los específicos de RFID (etiquetas, antenas o propiedades de los objetos a identificar), Asimismo, y en segundo lugar, también depende de cómo todo ello formará parte de los procesos de la empresa.
Patricia Llopis, directora de las soluciones Pervasive/Wireless de IBM España y Portugal